Aunque casi ninguna familia es capaz de reconocerlo abiertamente, lo cierto es que en la mayoría de los hogares españoles se tira mucha comida. Una imagen muy común que contrasta amargamente con otra que, por desgracia, también es cada vez más habitual: la de las personas que buscan algo para comer entre los cubos de basura, a la salida de supermercados y tiendas de alimentación.
Un estudio llevado a cabo por la Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios (Hispacoop) ha analizado los hábitos de consumo de alimentos de 413 familias, escogidas de forma aleatoria, concluyendo que en nuestros hogares se tiran alrededor de 76 kilos de comida anuales. Donde más se despilfarra es en aquellos que están compuestos por dos miembros, siendo uno de ellos mayor de sesenta años. Pasteles, cereales y pan son los alimentos que más se desperdician, seguidos por otros como frutas, verduras y leche.
Es verdad que hay que hacer algunos esfuerzos para no tirar comida, consumir las sobras en otro momento es lo más recomendable pero, lo cierto, es que también se desecha mucha comida por puro desconocimiento. Hispacoop también ha revelado que un elevado índice de la población no distingue entre la fecha de caducidad y la de consumo preferente, dando por perdidos productos que se pueden consumir perfectamente, sin exponerse a ningún riesgo.
Estar bien informado y tomarse en serio este problema, vale la pena. No hay que perder de vista que con la comida desperdiciada en Estados Unidos y en la Unión Europea se podría alimentar prácticamente a todas las personas que pasan hambre en el mundo. Quizá, si ahorráramos el dinero que tiramos en comida y lo donáramos a una causa solidaria, podríamos aportar nuestro granito de arena para ayudar a quienes más lo necesitan.
