La cantidad de tiempo que los abuelos invierten en el cuidado -y por qué no, también la educación- de sus nietos está empezando a dar sus frutos. Así lo demuestra un estudio reciente, realizado por la Asociación Edad Dorada Mensajeros de la Paz, en que, tras entrevistar a 1.000 parejas de nietos y abuelos españoles, se han analizado las cuestiones en las que ambas generaciones coinciden y discrepan.
Los nietos participantes en el estudio tenían edades comprendidas entre los 12 y los 17 años, del mismo modo los abuelos seleccionados se encontraban en un rango de edad comprendido entre los 60 y los 75. A ambos grupos -nietos y abuelos- se les realizaron las mismas preguntan con la finalidad de analizar hasta qué punto afecta a las familias el “salto generacional”.
Los resultados de este curioso examen son, por lo pronto, sorprendentes. Pese a la falta de apoyo por parte de las instituciones que afecta a la familia, sin embargo, esta es una institución muy valorada por grandes y pequeños; así lo revela esta encuesta donde nietos y abuelos coinciden en que “la familia es la principal fuente de felicidad”. La mayoría de los encuestados, independientemente de su edad, coinciden en que la familia es un referente y un punto de apoyo fundamental. Las divergencias se materializan en la pregunta sobre el segundo factor de felicidad, que los jóvenes consideran los amigos y los mayores, la salud.
Otro punto en común entre nietos y abuelos es su natural aversión por las tareas domésticas, que ambos consideran lo menos agradable del día a día. También comparten la opinión de que la solidaridad es un importante valor en nuestro tiempo y aspiran a una sociedad pacífica, donde para los abuelos es muy importante el respeto, mientras que, para los nietos, prima el cuidado del medio ambiente.
A la luz de estos datos parece que las nuevas generaciones han sabido sacar el jugo a sus mayores, aprendiendo y haciendo suyos una serie de valores que, sin duda, les ayudarán en su enriquecimiento personal. Desde mayormente felicitamos a todos esos abuelos cuidadores que hacen una labor constante de educadores, muchas veces sin darse cuenta, gracias a su ejemplo y a saber tratar a sus nietos de una forma cercana, sana y distendida.
