Según la encuesta de Mayores 2010 del IMSERSO, realizada por el Ministerio de Sanidad y Política Social, nuestros abuelos dedican entre 5 y 7 horas diarias al cuidado de sus nietos. Ante estos datos cabe preguntarse, entre otras cosas, si las abuelas y abuelos comparten esta tarea de forma equitativa o si el peso recae principalmente sobre ellas, como venía siendo tradicional hasta ahora. Pues bien, parece que, en este sentido, las tareas se reparten entre ambos de forma bastante igualitaria incluso, en numerosas ocasiones, son los abuelos los que asumen la principal labor en el cuidado de sus nietos aunque, según los datos que revela este estudio, las abuelas invierten en los pequeños de la casa cerca de una hora diaria más que sus homólogos masculinos.
A la luz de esta encuesta casi podemos deducir que el tiempo que los abuelos dedican a sus nietos constituye prácticamente el mismo que un trabajo a tiempo parcial, de hecho, son muchos los mayores que han manifestado en este estudio su agobio por realizar múltiples tareas. Y es que los mayores de nuestro tiempo no paran quietos; además de cuidar de los infantes, muchos de ellos continúan trabajando, se reciclan, tienen aficiones, realizan las labores del hogar… en definitiva, son unos auténticos superhéroes. Esta agitada vida del abuelo contemporáneo es, sin embargo, según cuentan los especialistas, algo muy beneficioso tanto para ellos, como para sus nietos, siempre y cuando se trate de una relación sana y bien llevada. Los datos afirman que cerca del 49% de nuestros mayores cuida de los más pequeños de forma diaria, convirtiéndose así, en una pieza clave para la realidad social de nuestro país. Este intercambio generacional ayuda a fortalecer los lazos familiares, a la transmisión y el intercambio de valores, creando pequeños núcleos que refuerzan la seguridad y la autoestima de los menores.
El psiquiatra Paulino Castells ha comentado recientemente en un artículo del periódico ABC que la adrenalina que los abuelos descargan cuidando a sus nietos es uno de los mejores tratamientos anti-edad. Asimismo, los nietos encuentran en el abuelo la figura de un compañero que les ofrece una perspectiva distinta acerca de la vida, enriqueciendo su universo y dotándoles de herramientas para afrontar la vida. Su entrega desinteresada en el cuidado de los más pequeños de la casa es uno de los mejores ejemplos para los nietos, quienes descubren en sus abuelos un modelo de solidaridad y entrega de vital importancia. Los abuelos ofrecen además, una educación personalizada que los padres no encuentran en las guarderías, por lo que nuestros mayores, se convierten en los mejores mediadores, estimulando al máximo, y sin presión alguna, el desarrollo de nuestro pequeños.
En definitiva, si España ya era una sociedad en la que la importancia de los lazos familiares era vital, con la crisis económica y la incorporación de la mujer al mundo laboral, lo son todavía más, si cabe. Y en este engranaje familiar tan importante la pieza fundamental son, sin duda, nuestros abuelos; tanto en femenino, como en masculino.
