Vuelo nocturno

Ellas velan en la noche y su fantasmal y siempre súbita aparición llena nuestros bosques de misterio. Pero escurridizas y nocherniegas, no es sencillo sorprenderlas. A veces, cuando faltan huecos en los árboles, pueden buscar morada en un cobertizo; acaso en un viejo granero o en un campanario. Pero más fácil nos será reconocer alguno de sus típicos cantos, que coger desprevenida a una rapaz nocturna.

Sin embargo, la presión inmobiliaria, y la propia tendencia de algunas especies a vivir en hábitat semiurbanos, las hace entrar en contacto con el hombre en circunstancias no siempre felices. Ejemplares atropellados o heridos por intrusiones en sus espacios tradicionales, o bien por su inclinación a cazar en las cunetas de las carretas, que si nadie media en ello quedan abandonados a su suerte y con pocas opciones de supervivencia.

Para compensar en la medida de sus posibilidades tales daños, en 1986, nació la Asociación Brinzal. Además, venía a cubrir un hueco en el que sigue siendo punto de referencia: una clínica estrictamente especializada en el cuidado y recuperación de este tipo de aves. 20 años más tardes, en sus instalaciones, siguen rehabilitándose mochuelos, autillos, lechuzas y búhos que, en muchos casos, son devueltos a su medio al cabo del tiempo.

Pero pese a las subvenciones que pueda recibir Brinzal, su labor se desempeña gracias al trabajo voluntario y a la ayuda de socios y padrinos que financian las trabajosas curas y atenciones que reciben en su estancia en el centro de la Casa de Campo de Madrid.

Los programas de apadrinamiento, que apenas suponen un desembolso de 60 euros, conllevan además la satisfacción de que, una vez recuperadas, el benefactor mismo es quien las devuelve a la libertad. Además, la asociación dispone de dos teléfonos (91 479  45 65 y 670 93 32 40 para las urgencias) en los que pueden darnos instrucciones si encontramos a una rapaz herida. Eso, amén de las actividades lúdicas y divulgativas que se organizan para difundir el conocimiento de este tipo de fauna tan entrañable y hermosa.

Gracias a ti, la naturaleza puede seguir teniendo ojos que vigilen en sus noches.

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