Viajes de Papel Cuché

Hay un determinado género de trabajadores que puede subirse en un barco para alcanzar las costas de alguna hermosa isla, vagabundear por sus muelles, compadrear con sus pescadores y catar sus capturas, pasar el tiempo visitando ruinas y tumbas, zocos y plazuelas, tomarse el tiempo que les parezca oportuno para conocer cómo es la vida de ese lugar en el que han atracado y, lo que remata el mérito, cobrar por ello. Es el escritor o periodista de revistas de viajes. Para muchos, el mejor oficio del mundo.

Pero este retrato, exagerado y malicioso, no se detiene a considerar que también hay muchos casos en los que los profesionales del ramo corren peligros y sufren percances, viajan en condiciones lastimosas y no siempre bien remuneradas, se exponen a circunstancias imponderables en su empeño de ir más allá del turismo y, pese a ello (o precisamente gracias a ello), nos ofrecen bellas y concisas piezas de poesía paisajística, destellos de civilizaciones lejanas, retales de mundos escondidos y pequeñas ventanas para asomarse a respirar y soñar un poco. Y nuestro mercado cuenta con un buen puñado de revistas desde las que seguir sus evoluciones.

Altaïr lleva años distinguiéndose por sus monográficos especializados. Algunos dedicados a países, pero otros de carácter temático, como aquellos en los que se ha ocupado de Caminatas por Volcanes o Tierras Sagradas. Con textos evocativos, fotografías de gran calidad y una orientación alternativa, es una de las mejores que se publican en suelo ibérico.

Siete Leguas ocupa también un espacio único en este entorno editorial. Gran formato, cuidadísimo diseño y  una concepción entre romántica y lujosa de los viajes es su apuesta. Acostumbra a regalar un libro y su precio es algo superior a la media, pero el contenido justifica que haya que esperar seis meses entre número y número.

También existe una edición castellana de dos de los grandes referentes del género: National Geographic y Geo. La primera, obra de la prestigiosa y pionera asociación de exploración geográfica estadounidense es una traducción, bastante ajustada, del original inglés. Su gran baza reside en sus ingentes recursos, que le permiten ir en pos de descubrimientos y hallazgos culturales, científicos o naturales, así como mantener a un elenco de finos fotógrafos. Se caracteriza también por una actitud bastante combativa en cuestiones de medio ambiente y gestión cultural, así como por su emblemático formato compacto. Por su parte, Geo es el homónimo castellano de una revista francesa de la misma editorial. La profundidad y extensión de los reportajes monográficos que se esconden tras su tapa verde es su marca distintiva, junto con tratamientos de acento humano, social y ecológico.

Más enfocadas al turismo general, tanto por los destinos tratados como por la profusión de informaciones prácticas, encontramos a De Viajes, Rutas del Mundo y Muchoviaje, esta última ligada a la empresa operadora y web de viajes del mismo nombre.

Por último, seria injusto olvidar algunas revistas que profundizan en ámbitos muy específicos y permiten un conocimiento muy al detalle de las áreas geográficas que atienden. Mundo de los Pirineos, de nombre elocuente, Descobrir, en catalán y que abarca todos los territorios de lengua y cultura catalanas y Euskal Herria, que hace otro tanto con los lugares de huella vasca, completan con mimo y calidad la oferta de medios en papel que nos permiten evadirnos cuando no nos queda más remedio que quedarnos en casa físicamente.

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