Una noche terrorífica…

Ayer se cumplieron 195 años de la curiosa velada en la que se fraguó la obra literaria considerada como el culmen de lo hoy conocemos como novela gótica.

Mary Shelley tan sólo tenía 21, aunque contaba con una esmerada educación y había sabido integrarse con habilidad en los círculos intelectuales que frecuentaba su padre desde lla más tierna infancia, no olvidemos que publicó su primer poema con 10 años de edad. Para aquel entonces ya se había independizado y vivía con su marido, Percy Shelley, con quien había estado viajando por Europa.

El verano de 1816, los Shelley organizaron una insólita reunión que, probablemente, cambió el curso de la literatura de terror, ayudando a edificar el movimiento romántico en el ámbito de las letras y a llevar a la novela gótica a sus más altas cotas. Lord Byron, Claire Clairmont, John William Polidori y los Shelley se establecieron en el Lago de Ginebra en Cologny, donde pasaron la temporada estival escribiendo, navegando e intercambiando impresiones. La noche del 16 de junio de hace 195 años hubo tormenta. Reunidos en la casa comenzaron a leer cuentos de fantásticos, cuando Byron propuso el reto de que cada uno de ellos escribiera una nóvela lo más terrorífica posible.

Pese a su condición femenina, Mary aceptó el reto y, basándose en un sueño, comenzó a escribir lo que se convertiría en una de las novelas del género gótico más leídas y celebradas de todos los tiempos: Frankestein o el moderno Prometeo. Terminó la obra con la ayuda de su marido y, en 1818, la publicó con el pseudónimo de Percy; aunque pronto se supo que la autora había sido ella, pese a que a muchos les costó creer que una mujer, con tan sólo 21 años de edad, hubiera escrito un relato de semejante calidad.

Frankestein se ha convertido en una obra mítica del género del terror, sobrepasando el universo de las letras para materializarse en la pequeña y la gran pantalla. Las consecuencias del ansia de sabiduría,  los temas de la libertad y la responsabilidad, el mito de la creación y el principio de la vida, la corrupción de la inocencia, los límites de la ciencia o la existencia de lo sobrenatural son algunos de los temas de esta famosa obra de Shelley, que todavía sigue cautivando a jóvenes y mayores.

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