Un vagabundo ibérico

George Borrow, descendiente de una familia de campesinos cornualleses e hijo de un capitán del ejército británico, sintió desde joven el gusto por la vida errabundo y trabó amistad con gitanos nómadas. También descubrió su facilidad para el aprendizaje de nuevas lenguas y cultivó cierta propensión a la vida dispersa.

En un cierto momento de su vida, que cambiaría su destino para siempre, consiguió emplearse como agente de la Sociedad Bíblica y de pasó abrazó un encendido protestantismo. Esta organización le comisionó la difusión y traducción de las escrituras por países que en aquella época aún presentaban impedimentos para ello. Primero Rusia y luego España y Portugal, donde desembarcó 1835, cuando aún ardían las hogueras de las guerras carlistas, la Inquisición había sido reinstaurada y los caminos estaban, según sus propias palabras, infestados de bandidos.
Sus planes de recorrer la península y preparar la edición y distribución de unos evangelios traducidos al castellano, en formato manual y barato –así como también en lengua gitana- le supusieron toda suerte de peripecias, dificultades, desventuras y asechanzas.

Sin embargo, Don Jorgito, como le llamaron sus amigos españoles, afrontó todos los contratiempos con su natural buen humor, curiosidad y sagacidad en la observación. Y para deleite de todos, lo transcribió en un libro destinado a permanecer: La Biblia en España. Un libro caracterizado por los consejos que le dio su contemporáneo y como él protohispanista Richard Ford: nada de vagas descripciones ni de erudición libresca, sino mucho hechos de primera mano y relatados sin pudor y prevenciones pacatas.
El resultado es un fascinante periplo por un país que parece sacado de una novela bizantina o picaresca, plagado de episodios entre lo fantástico y lo truculento y con pasos desternillantes tanto por su contenido como por la forma que Borrow tiene de contarlo.

Si os apetece adentraros en un mundo a la vez cercano y reconocible pero también perdido e irrecuperable, como es la España decimonónica, o simplemente queréis leer un gran libro de viajes, pocas recomendaciones parecen tan seguras como La Biblia en España.

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