Temible primavera

Aunque las continuas olas de frío, lluvia y nieve puedan confundir, lo cierto es que la primavera (al menos desde el punto de vista meteorológico) está a poco más de una semana y media, y seguro que muchos ya se estarán deleitando con en esas horas de más luz con el sol que empieza a templar las temperaturas invernales… Pero el esplendor de la primavera es una auténtica tortura para aquellos que sufren su peor cara, la alergia, y precisamente este año va a ser para ellos especialmente dura, ya que la gran cantidad de lluvias caídas va a hacer que la floración sea especialmente vigorosa.

Los expertos ya han lanzado las alertas en vista de las previsiones para esta primavera, especialmente en lo que a las gramíneas se refiere (la zona ‘seca’ de la península: Comunidad de Madrid, Extremadura, Castilla-La Mancha y centro de Andalucía), cuyos niveles de concentración se espera que sean especialmente intensos: unos 5.100 gramos de polen por m3 de aire, una cifra que contrasta con los 2.800 grs/m3 del año pasado, en el que los alérgicos tuvieron una primavera de intensidad ‘leve’. Menos alarma hay para los alérgicos al polen de árbol, como las cupresáceas o el plátano, ya que su concentración será mucho menor a consecuencia de este invierno, en el que se han dado las temperaturas más frías de los 10 últimos años.

Estos son los datos ofrecidos por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología (SEAIC) a través del coordinador del Comité de Aerobiología, el doctor Javier Subiza, quien ha explicado que aunque en septiembre, octubre y noviembre ha llovido “mucho menos que en años anteriores, el agua caída en diciembre, enero y febrero ha duplicado las cifras de 2009”. Sin embargo, aún queda la esperanza de que estas previsiones no se cumplan, siempre y cuando se diesen ciertos factores meteorológicos como la aparición de un “calor atípico” en los próximos meses de marzo a junio o una “lluvia atípica” en mayo o junio.

Los expertos advierten que la inmunoterapia es el único tratamiento etiológico que puede modificar la evolución natural de la enfermedad alérgica (rinoconjuntivitis y asma bronquial) por sensibilización a los pólenes, ácaros, epitelios de los animales y hongos; por lo que insisten en que los afectados se vacunen “entre una y dos semanas antes de la primavera”. Sin embargo, a pesar de estos consejos, únicamente uno de cada diez alérgicos se vacuna. Los alergólogos indican que para conseguir que el paciente se beneficie de la inmunoterapia debe de seguirse el tratamiento en su totalidad y no dejarlo a medias, recordando que la mayoría de los procesos alérgicos pueden ser bien controlados y que es la mejor fórmula de evitar la evolución de la rinitis inicial hacia el asma.

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