Tanorexia: adictos al sol

Lograr una piel bronceada, ahora que estamos en pleno verano, es un deseo de muchos, sin embargo, para algunas personas ese deseo es obsesión y durante todo el año. Las personas que sufren tanorexia, nombre que recibe la adicción al bronceado, llevan el culto al cuerpo hasta el extremo. Concretamente, en cuanto al color y poco cuidado de la piel. Se trata de lograr el tono de piel más oscuro, objetivo del todo imposible para estas personas que siempre creerán poder estar más bronceadas, a través de tomar el sol al aire libre o en cabinas de rayos uva. Esta obsesión, además, es una constante a lo largo de todo el año y trae nefastas consecuencias sobre nuestra salud.

Síntomas de padecer tanorexia: competir por tener la piel más bronceada, ansiedad si se pierde alguna sesión de sol o rayos ultravioleta, frustración por creer que no se está suficientemente bronceado o que se está perdiendo el color de la piel, un bronceado extremo con señales de envejecimiento prematuro de la piel, con las líneas de expresión demasiado marcadas, epidermis deshidratada y textura rugosa de la misma.

En el año 2005, un grupo de dermatólogos publicaron un estudio que demostraba que los tanoréxicos experimentaban una pérdida del control de sus límites, haciendo que no pudiesen frenar el proceso de bronceado una vez la piel ya está morena, al igual que sucede con otras adicciones como el alcoholismo o tabaquismo.

En casos no demasiados graves, lo primero que el organismo sufre es el síndrome de abstinencia. Llegada la tanorexia al extremo puede, incluso, degenerar en cáncer de piel y trastornos mentales y físicos como la anorexia, fruto de una excesiva y deformada preocupación por el cuerpo.

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