Sensibilidad en la piel

La dermatitis atópica triplica su incidencia en los últimos 30 años. Aunque se da por lo general en bebes y niños pequeños, hay individuos que la siguen padeciendo de adultos.

Cuando pensamos en la anatomía del ser humano y en los órganos que lo componen lo hacemos concretando determinada zona o miembro. Sin embargo contamos con un órgano que ocupa ABSOLUTAMENTE todo nuestro cuerpo y en el que pocas ocasiones pensamos en él como tal: la piel (mide unos 2 m², pesa unos 5 Kg. y su espesor varía entre los 0,5 mm en los párpados a los 4 mm en el talón). Gracias a ella el resto de nuestro organismo se encuentra aislado y protegido de las agresiones del exterior al tiempo que nos pone en contacto con el mismo gracias al sentido del tacto.

No deja de ser sorprendente que con su extensión y exposición, la piel no sufra más patologías. Precisamente una de las más conocidas es la llamadadermatitis atópica, cuya incidencia se ha triplicado en los últimos 30 años, debido especialmente al cambio en el estilo de vida occidental, la polución de las ciudades, los cambios ambientales y la exposición temprana a pólenes, ácaros y alérgenos.

Su manifestación se caracteriza por erupciones con picores y escozores (prurito) muy intensos y prolongados que derivan en una inflamación cutánea  y enrojecimiento (hinchazón), extendiéndose por cara, cuello y parte superior del tronco además de los pliegues de los codos y las rodillas. Se calcula que en España esta patología afecta entre el 5 y el 15% de la población. Comúnmente se da en bebés, aunque en muchos casos se prolonga hasta la vida adulta – desaparece en más de un 70% de los casos tras la pubertad-. Precisamente en los casos de los adultos, las lesiones de la dermatitis atópica se hacen más crónicas y persistentes y el signo que predomina es la sequedad cutánea junto con el característico prurito, especialmente en los pliegues de la nuca, las caras laterales del cuello, muñecas y dorso de los pies.

Aunque la dermatitis atópica no es causada por alergias lo cierto es que los individuos que la padecen a menudo presentan alergias estacionales, rinitis alérgica o eccema, a lo que hay que sumar su alto componente hereditario. Además es una afección que suele empeorar con diferentes factores como el cambio de temperatura, las características del aire y su calidad y el estrés.

Por lo que se refiere a su evolución, la dermatitis atópica es una afección crónica, aunque se puede controlar con tratamiento, evitando los irritantes y manteniendo la piel bien humectada. Solo en casos graves y extensos esta indicada la corticoterapia sistémica. Así es recomendable el manejo de antibióticos por la gran cantidad de Staphylococcus aureus que suelen haber en piel. Sobre todo es muy importante el cuidado de la piel con lociones y cremas hidratantes específicas sin agentes irritantes y con ingredientes activos naturales ricos en ácidos grasos esenciales y microplata. También es importante evitar el calor ambiental intenso con baja humedad producido por calefacciones con aire caliente, no utilizar ropa de abrigo en exceso ni prendas de lana, no realizar ejercicio físico intenso, ya que al sudar aumenta la sensación de picor e induce al rascado.

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