Seniors y el deporte de élite

Deporte, salud y envejecimiento activo son conceptos que ya han quedado ligados. Y por si aún  queda algún incrédulo ahí están distintos estudios científicos al respecto. Entre los últimos el del Instituto Beckman en la Universidad de Illinois (EEUU), que asegura que pequeñas cantidades de ejercicio realizadas por las personas mayores sedentarias pueden mejorar sustancialmente la memoria y la salud cerebral, ratificando ya lo constatado por otros estudios. Innegable es también que la práctica de ejercicio es fundamental en la prevención de las caídas de los mayores, causantes de un importante porcentaje de los casos de dependencia. Pero no sigamos repitiéndonos y dando más circunloquios en esta cuestión, y vayamos a la cuestión de hoy, que es la de dar a conocer algunos ejemplos de deportistas mayores que, si no de modelos, si nos pueden servir de ‘inspiración’ a la hora de ponernos en movimiento y tomar conciencia de que casi todo es posible.

Empecemos con un caso que estos días es actualidad. Es el de Carlos Soria, abulense, tapicero jubilado y alpinista profesional. Y pongo esto último en presente a pesar de sus 72 años recién cumplidos hace 6 días, porque el próximo marzo se va a lanzar a escalar su undécimo ochomil, elLhotse  de 8.516 metros. Soria lleva toda su vida vinculado al alpinismo y entre sus múltiples retos se ha propuesto escalar las 14 montañas más altas de la tierra, los ‘ochomiles’, de los que ya ha ascendido a 10, y seis de ellos lo ha hecho después de los 65 años (el último en octubre).  Según este alpinista, él es la persona más mayor que tiene intentar la ascensión a estos ‘gigantes’, pero no la única que puede hacerlo. Al cumplir los 60 fue se le metió entre ceja y ceja intentar subir las 14 cumbres más altas del mundo y empezó a acumular récords, aunque dice que no lo hace por reconocimiento sino por pasión. La única pega que le encuentra es que con el paso de los años sus antiguos compañeros de expediciones ya no le pueden acompañar y los jóvenes, como trabajan, tampoco tienen su misma disponibilidad. Pero el reto espera que no acabe aquí, ya que Carlos Soria tiene en mente terminar su programa de ascensiones a los ochomiles en el 2013, cuando tenga 75 años.

Otro personaje inspirador ha sido Bernarda Angulo, más conocida comoAbuela Sirena de Palmas de Gran Canaria. Lamentablemente falleció algo más de hace un año, pero su ejemplo seguro que seguirá vivo. Aprendió a nadar a los 45 años, a competir a los 80 años y obtuvo el record mundial de 400 mts libres a los 96, convirtiéndose en Campeona de Europa.

Otro mayor deportista de alto nivel es Bernardino Lombao. Muchos lo conocerán más por ser el preparador físico del Presidente del Gobierno José María Aznar (y ‘responsable’ de la ´tableta´ que éste ya ha exhibido en algunas ocasiones), condición que, sin embargo, no debe eclipsar su carrera deportiva como atleta. Nacido en 1938 en Ribas de Sil (Lugo), en su juventud Lombao fue atleta olímpico y además jugador del Atlético de Madrid de balonmano, con el que conseguió cuatro títulos de campeón de España y jugar la Copa de Europa. Hoy sigue compitiendo y aspira al récord mundial de su categoría en salto de pértiga. A quien le interese conocer algunas de las disciplinas y consejos de Lombao, le recomendamos sus libros, como el de ‘ENTRENAR EL CUERPO, MEJORAR LA VIDA: LOS SECRETOS DE UN GRAN ENTRENADOR’.

Fuera de nuestras fronteras encontramos casos como el de Bette Calman, una australiana que en 2009 a sus 83 años seguía siendo instructora de yoga, tras practicar esta disciplina 40 años, y capaz de realizar las posturas más complicadas como la llamada “Pavo Real” en la cual sostiene al cuerpo en posición horizontal únicamente con la fuerza de los brazos. Además ha escrito tres libros, entre ellos uno dedicado a cómo luchar contra la artritis con el yoga.

Estos mayores deportistas de ‘elite’ son sólo una pequeñísima muestra. De los casos más conocidos. Pero hay muchos más. Y si necesitan ver para creer terminamos con una serie de fotos,  realizadas por Ettta Clark que comenzó a fotografiar los atletas mayores cuando tenía cuarenta años y  comenzó a sentir los primeros síntomas del envejecimiento. Él mismo era un intrépido esquiador, jugador de tenis y windsurfista, y quedó fascinado con la vitalidad de los hombres y mujeres mayores, aparentemente no afectados por sus años.

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