Se saldan tesoros

El coleccionismo puede ser una pasión que agote las fuerzas. Como en la mayoría de objetos no acaba nunca, determinados templesse quiebran ante la tensión que esa búsqueda insaciable supone y acaban por claudicar. O bien puede ser que lo que en algún momento fue una pasión capaz de perseverar hasta vencer todos los obstáculos pierda su fuelle. Incluso es posible que desde el inicio se viese como una inversión, placentera y personal, pero con intención de llegar una día a convertirse en dividendos. En otras ocasiones es la muerte quien separa al coleccionista de su colección sin que haya tenido la prudencia de buscar alguien que quiera hacerse cargo de la misma.

El caso es que las liquidaciones de una colección por cualesquiera de los anteriores motivos son una de las formas más ciertas de conseguir cosas que no pueden encontrarse en el mercado o de ampliar la propia colección. Es el caso con el que se han encontrado esta semana los amantes de los espirituosos con solera. Uno de los mayores especialistas de su gremio, el neerlandés Bay Van der Bunt ha decidido sacar a la venta parte de la colección de 5.000 botellas que durante tantos años ha engrandecido a partir de la que ya heredara de su padre. Los interesados pueden dirigirse a http://oldliquors.com/ para encontrar algunos de estos tesoros. Ahora, deberán tener una cartera fuerte si quieran cobrarse las piezas de caza mayor. Ahí están los 43.000€ que piden por un Cognac Grand Champagne del año de la Revolución Francesa (1789) o los 11.800 que hay que poner sobre la mesa para catar la ambrosía de un whisky Linkwood-Glenlivet de finales del siglo XIX. Y aunque más modestos, también hay algunos caldos españoles muy bien valorados. ¿O acaso se toma uno cada día una copita de Jerez Old Pale de 1805 al módico de 1.600€ la botella?

Pero a veces las oportunidades también surgen de la mala gestión de los mismos coleccionistas. Arruinado por unos prestamos mal calculados y pedidos precisamente para operaciones de compraventa, hace unas semanas sabíamos que Kenneth Schacter subastará el cartel de Metrópolis que había adquirido él mismo años atrás por la ya astronómica suma de 650.000 dólares. En el mismo paquete iría un cartel original de King Kong y otro de El hombre invisible, junto a otras piezas que podrían alcanzar un valor de cinco millones de dólares. No obstante, la situación de crisis y falta de liquidez actual hace temer al propietario que todo salga por una cantidad inferior a la que él piensa que realmente valdría en cualquier otro momento.

Y es lo que tiene saldar obras por problemas monetarios, sean reales o alegados para justificar esa decisión. Que se lo digan si no a Tita Cervera, que recientemente ha tenido sus más y sus menos por la venta de un cuadro de John Constable, por el que la Baronesa ha sacado la minucia de 24 millones de Euros, aunque eso le haya costado la dimisión de uno de los patronos y la vitriólica crítica de la hija del Barón Thyssen.

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