Hoy traemos cuatro viajes de fantasía para sacarse el frío del cogote. Aunque sea dejándose arrebatar por la imaginación.
Ya ha pasado lo más duro del invierno. Y salvo los amigos del esquí, los aficionados a las expediciones antárticas o los que pasamos las navidades en el pueblo, esta época acostumbra a ser la más sedentaria y atrincherada del año. Natural que cuando se acerca la primavera y se caldean un poco las temperaturas, apetezca abandonar un poco la concha y airearse. Nosotros, en la tradición de esta sección del magazine de no escatimar en gastos, proponemos 4 planes idóneos para las próximas semanas.
1. La reproducción de los corales en Ningaloo es uno de los grandes espectáculos que depara la naturaleza. En este arrecife de la costa occidental de Australia, la llegada de la estación florida coincide con el este estallido de color en los fondos submarinos, que suele venir además acompañado de la visita de los tiburones ballena y de los últimos pasos de aves y especies acuáticas migratorias. Mientras, en las vírgenes playas del parque, declarado patrimonio de la Unesco en 2011, las tortugas ponen sus huevos. Merece la pena correr todo el globo para acercarse hasta allí, especialmente quienes sean aficionados al buceo. Eso sí, con gran respeto y austeridad para no alterar un ecosistema tan rico y bien conservado como frágil.
2. Este año, aproximadamente entre el 7 y el 12 de marzo, tendrá lugar elHoli, posiblemente el más colorido y jovial de los festivales religiosos del hinduismo. La celebración del Señor Krishna, encarnación del amor, o las fogatas para quemar a la mujer-demonio Jolika convierten la India, Nepal, Sri Lanka o partes de Pakistán en países iluminados y bulliciosos, con la atmósfera llena de los polvos verdes, naranjas y morados que se esparcen sobre el cielo y el cuerpo. Aunque son muchos los pueblos y ciudades que festejan la ocasión, quizás los festivales más notorios tengan lugar en la región de Braj, en emplazamientos como Barsana o Nandagaon. Una recomendación infalible para los amantes de otras culturas.
3. El precioso archipiélago de las Azores no sólo nos recibe con sus paisajes volcánicos y de frondosa vegetación atlántica, su gente hospitalaria y despaciosa o joyas de la arquitectura colonial como Angra do Heroismo en la isla de Terceira. También, desde el mes de marzo empieza la temporada de avistamiento de ballenas. Los azorianos fueron famosos otrora por su habilidad en darles caza y en sus costas recalaban los balleneros americanos para reclutar a especialistas en esta peligrosa pesca. Hoy, en cambio, se han vuelto expertos en su protección y estudio y desde casi todas las islas, aunque especialmente desde Faial y Pico, salen excursiones que permiten divisar cachalotes, ballenas azules y jorobadas o delfines. Aprovechemos su cercanía para gozar de todo lo que tiene para ofrecernos.
4. Cuando florecen los cerezos, normalmente entre finales de marzo y mediados de abril, un hechizo delicado se propaga por las calles y templos de Kyoto, la antigua capital del Japón, que tiene estos frutales por doquier. Si la ciudad ya es hermosa durante todo el año y es de todas las niponas la que mejor consigue retrotraernos épocas pretéritas, durante este fugaz periodo alcanza su máximo esplendor y puede incluso hacernos olvidar los recientes peligros del terremoto y accidente nuclear en Fukushima.
