Ryszard Kapuscinski – Viajes con Heródoto

A Kapuscinski, premio Príncipe de Asturias de comunicación en 2003, se le acostumbra a presentar con el nada inmerecido título de Maestro de reporteros. Sus vagabundeos por el mundo, combinados con su extraordinaria capacidad de observación, le han permitido escribir una serie ya legendaria de obras, entre las que sobresalen El Sha (sobre la revolución islámica iraní), Un día más con vida (acerca de la descolonización y guerra civil angoleña) o El imperio (que relata la descomposición de la Unión Soviética).

Ahora, con Viajes con Heródoto, cuenta la génesis de esa pasión periodística. Su iniciación que empieza cuando, en la Polonia de los años 50, el joven Ryszard empieza a sentir el imperioso deseo de “cruzar la frontera”. Es el anhelo que ya nunca le abandonará de descubrir qué hay al otro lado, cómo es “el otro”, qué principios y condiciones rigen su vida. Y justo cuando el impulso se está volviendo más apremiante, recibe el encargo de la directora de su redacción de visitar la India y escribir una crónica con sus impresiones. Pero además, le obsequia con un volumen de la Historia de Heródoto.

Desde ese momento, la lectura y relectura del libro del historiador griego se convertirá en una constante para Kapuscinski. Le servirá para poner en contraste los hechos de su tiempo con los del mundo antiguo, para evadirse en los momentos más crudos de sus corresponsalías, pero, sobre todo, para descubrir un tipo de mirada, una forma de ir al encuentro de otras culturas y sociedades, una especie de protoética del periodismo que Kapuscinski comparte en sus rasgos esenciales. Así, el presente libro intercala sus propios recuerdos de países como China, Egipto o Sudán,  evocaciones de episodios de la Historia y reflexiones acerca de los métodos y cualidades que son precisos para ejercer el reporterismo con responsabilidad y afán de buscar la verdad.

Quien ya conozca las virtudes de Ryszard, se reencontrará aquí con ellas. Quien aún no las haya frecuentado, tiene en Viajes con Heródoto un excelente y feliz banderín de enganche. Kapuscinski no sólo es un profesional informado y riguroso, sino también un narrador certero y apasionado y un pensador estimulante y fecundo en intuiciones e ideas. Pero, además, hay en él otro atributo formidable: el polaco es un humanista, un individuo siempre esforzado en comprender las motivaciones de los demás, amante de la diversidad y de su valor, convencido de que en nuestro mundo caben muchos mundos y que hay esperanzas de que puedan convivir, hermanados en la mutua comprensión y respeto. Sin falsas ilusiones y sin escurrir el bulto de nuestros muchos sinsentidos, pero también sin perder la capacidad de asombro y maravilla por todo lo que la especie humana es capaz de hacer y crear. Un bálsamo de vitalismo y sensatez para tiempos inciertos.

Comentarios

Deja un comentario