Romance del Castillo de Peñafiel

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ROMANCE DEL CASTILLO DE PEÑAFIEL, de Celia Rivero (usuaria de mayormente.com)

Entre brumas de recuerdos,
y en lo alto de un peñasco,
aquí me encuentro yo erguido
sobre el tiempo -ya pasado-,
dominando los tres valles
de tres ríos castellanos,
como un vigilante, alerta,
en un lugar destacado.

Soy como barco en la niebla
entre nostalgias, varado,
con la proa en el presente
y la popa en el pasado.
Doscientos metros de eslora
tiene este barco, encallado,
con más de treinta de anchura,
y otros tantos de calado.
En el casco, treinta cubos
con almenas, coronados,
que refuerzan mi cubierta
como si fueran mamparos.
En el centro, mi gran Torre,
sobresaliendo del barco,
como si el barco estuviera
de chimenea dotado.
Y en mi estribor, la alegría
de los años disfrutados;
y en mi babor, la tristeza
de encontrarme tan anciano.

Unas veces yo fui moro,
otras veces, fui cristiano;
y mi nombre me cambiaron
al hacerme castellano.
“Peña fiel”, me llamó Sancho
hace muchísimos años,
cuando, siendo de Almanzor,
fui por aquél conquistado.
Hasta un rey, llamado Alfonso,
aquí se encontró sitiado
por su esposa, doña Urraca,
cuando estaba enemistado.
Y mis almenas recuerdan
muchas flechas, muchos dardos:
con la sangre derramada
pudieran llenar mil frascos.

En cada piedra, un recuerdo;
en cada llaga, un fracaso
de rencillas y de guerras,
que no tuvieron descanso.
Pero aquí yo sigo en alto,
cual si el tiempo, muy apiadado,
no dejara huella alguna
en mis piedras ni en mis cantos.

¡Cuántos cambios yo he vivido
mirando desde el pasado!
Se han perdido los valores,
en otros tiempos, sagrados:
cuando el honor tributaba
entre los hombres honrados;
cuando el respeto se daba
sin estar estipulado;
la justicia se otorgaba
a -quien fuera- el acusado,
y la verdad se buscaba
desde el primer mandatario.

Pero estos tiempos modernos
me tienen desconcertado:
¡cómo el dinero se busca
por encima de lo honrado!;
¡cómo la mentira existe
como moneda de cambio!;
¡cómo la belleza prima
como mérito infundado!;
¡cómo se adquiere la fama
por unos medios insanos!,
-olvidando que el trabajo
debe ser recompensado-;
¡cómo el poder se persigue
por intereses privados!,
y, al final, ¡cómo parece
estar todo trastocado!

¡¡Que no levante la niebla!!:
quiero seguir navegando
por el mar de mis recuerdos
para así… seguir ¡SOÑANDO!

Celia Rivero. 2009 (forever, usuario registrado de Mayormente.com)

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