Meryl Streep es la protagonista de esta película que cuenta la historia de una veterana rockera llamada Ricki Rendazzo que abandonó a su marido y sus hijos cuando era joven para dedicarse a su gran pasión: la música.
Años más tarde, cuando Ricki ya tiene su propia banda con la que toca en bares de California por la noche y es cajera de un supermercado por las mañanas, su hija Julie la necesita y su madre no duda en coger un avión a Indianápolis para ayudarla.
Es así como Ricki llega a casa de su ex marido y se encuentra, por una parte, que él ha vuelto a rehacer su vida con otra mujer, su hija acaba de ser abandonada por su pareja y de sus hijos varones, uno está comprometido y el otro es homosexual. A esto se suma que todos ellos, aunque de distinta manera, exigen una explicación a la cantante de porqué se fue y les privó de la presencia de su madre durante tantos años.
Una combinación de drama y comedia mezclado con buena música. Versiones de U2, Bruce Springsteen o Lady Gaga que la polifacética Meryl Streep canta y toca con la guitarra por deseo de su director, el oscarizado Jonathan Demme y acompañada de The Flash, de la que es guitarrista el mítico Rick Springfield.
Por cierto, que aunque ella tiene una portentosa voz que le ha llevado a hacer algún que otro trabajo musical en Broadway o, incluso, la película Mamma Mía, el tema de tocar la guitarra es muy diferente. Para esta película ha tenido que aprender a hacerlo ¡y de qué manera! Nada menos que Neil Young ha sido su maestro.
Está claro que a Meryl Streep no se le pone nada por delante y que cumplir años para esta veterana actriz es un reto más para formarse y llegar más lejos si cabe en el firmamento de las estrellas de la gran pantalla.
Por eso, a sus 66 años tampoco decepciona en el papel de Ricki tratando temas como el amor, la familia, la fama, el matrimonio, la salud o la pareja. Sabe que en cualquier papel ella se entrega hasta el último aliento por eso Streep tiene ya tres estatuillas, y la cuarta, ¿quién sabe? Quizá se la de Ricki.