Pilar alternativo

“En la fiesta nacional yo me quedo en la cama igual”, cantaba Loquillo en su traducción de una canción de Georges Brassens. Otros, habida cuenta que este año el 12 de octubre cae en miércoles y no es puente,  se decantarán por planes más tradicionales como comer con la familia, poner al día cosas de casa o hasta seguir en directo o por televisión algunas de las ceremonias típicas de la fecha, como la ofrenda floral de Zaragoza o el desfile del Paseo de la Castellana.

Pero para quienes quieran aprovechar la jornada para hacer descubrimientos atípicos o disfrutar de perspectivas no convencionales, también existen muchas posibilidades.  Nosotros te proponemos este año tres visitas a museos que tendrán sus puertas abiertas pese a la condición festiva de la fecha:

1. Sin salir de Madrid, pero bien lejos de las fanfarrias militares que pueden hacer difícil de transitar la zona centro de la ciudad, se encuentra el Museo del Traje. Este Centro del Investigación del Patrimonio Etnológico, muy cercano a Moncloa, resulta todo un hallazgo para muchos de los que transitan sus salas por primera vez. En ellas puede deslumbrarse con las magníficas colecciones de indumentaria histórica y contemporánea, su repertorio de trajes populares procedentes de los distintos pueblos de España o una nutrida muestra de joyería y complementos típicos y arraigados en el folklore y la artesanía tradicional.

Dado que la conservación de tejidos es delicada, una de las gracias del museo es que cada visita sorprende con nuevas piezas en exhibición, pues su exposición permanente es en realidad rotatoria.

Pero un atractivo añadido para acercarse al recinto es su futuro aun incierto. Los terrenos de su actual ubicación pertenecen a la Universidad Complutense, que en su momento expresó el deseo de recuperarlos cuando acabe la presente cesión en 2013. Eso obligará a un traslado y un nuevo formato expositivo que todavía no está definido y que, además, dividirá sus fondos entre los que irán a parara a un futuro “Centro de la Moda” en el Matadero de Madrid y los que encontrarán acogida en el Centro de Interpretación del Patrimonio Etnológico que se abrirá en Teruel, por lo que merece la pena conocer el “antes” de esta entidad que en sus pocos años de andadura ha seducido ya a muchos entusiastas de  sus tesoros.

2. Aun reciente la muerte del último y atípico pretendiente carlista al trono, Carlos Hugo de Borbón, puede ser una buena idea bucear en la fascinante historia de este movimiento político que estuvo detrás de tres grandes insurrecciones militares durante el siglo XIX que sacudieron con especial fuerza Cataluña, Euskadi y Navarra. Precisamente en Lizarra, al pie del Montejurra donde peregrinan anualmente los últimos fieles de boina roja, tiene su sede el Museo del Carlismo. En él se puede seguir la compleja peripecia de lo que comenzó como una reacción armada de los sectores más tradicionalistas de la sociedad decimonónica, vivió tras muchos sinsabores su momento de triunfo al formar con el bando sedicioso durantela Guerra Civil y se transformó radicalmente en la posguerra, cuando Carlos Hugo acentúo los valores de soberanismo y foralismo autogestionario que siempre habían estado latentes entre parte de los afines a la causa, al punto de convertirse en una fuerza izquierdista y disidente del franquismo. Este último periodo, no obstante, no se encuentra reflejado en el Palacio del Gobernador de la localidad navarra, si bien la retrospectiva que alcanza desde las primeras revueltas en la década de 1830 hasta la formación de los requetés en 1939 es visualmente rica y está llena de informaciones que nos ilustran  sobre nuestro tumultuoso pasado . Y todo por la módica suma de 2€.

3. La última es una propuesta múltiple, unida por el común aliento de las profundidades. Consiste en los diversos museos que han surgido dedicados a la minería en diversas cuencas que hicieron de esta peligrosa y sufrida forma de explotación de las entrañas de la tierra un modo de vida. El delParque Minero de Río Tinto es acaso el más espectacular, con su marciano paisaje que ya justifica el viaje. La antigua ferrería de San Blas en Sabero, León, acoge el Museo de la siderurgia y la minería de Castilla y León, centrado en la transformación de los metales que fue el eje de la economía de estas tierras altas, hasta la dramática reconversión del sector a finales de los ochenta. También el carbón, motor industrial de la floreciente industria catalana, ocupó a las gentes del Alt Berguedà, como muestra el excelente  Museu de les Mines de Cercs, que incluye un tour en vagoneta por una galería y una de las típicas viviendas de la colonia minera que estuvo habitada hasta fechas no demasiado lejanas. Por su lado, el Museo minero de Escucha, en Teruel, también permite un descenso a un pozo, con un enfoque muy atento a divertir e instruir a los más pequeños de la familia. Todo un póker de ases para un delicioso festivo entre semana.

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