Perdiendo la cabeza por Mad Men

Desde hace cosa de una década y en alguna medida a causa de la cuestionable calidad de las emisiones televisivas, e incluso de la de los estrenos en la gran pantalla; las series de televisión se han convertido no sólo en la alternativa en muchos casos más interesante, sino también en la de más calidad. Los adeptos a algunas series han llegado a formar hordas a lo largo y ancho de todo el planeta y casi podría decirse que estamos viviendo una auténtica edad de oro de este género.

Hoy queremos hablar de una de las series que más éxito ha causado este año, entre cuyos fans se encuentran personas de toda clase y condición, incluyendo al presidente Obama. Nos referimos a Mad Men, una emisión semanal en la que se narra el día a día de una agencia publicitaria en plenos años sesenta, haciendo hincapié en los perfiles psicológicos de sus trabajadores y familias. El título de serie es un juego de palabras; no sólo significa “hombres locos” -su lectura más obvia- sino que también puede entenderse como “hombres de Madison Avenue”, el lugar por excelencia donde surgieron las primeras y más importantes agencias de medios de Nueva York, o leerse como “hombres anuncio”. Con esta premisa la serie nos hace entrar en el universo costumbrista de una época más bien machista, donde los hogares parecían idílicos y el trabajo se mezclaba más a menudo de lo que debiera con el placer.

El éxito de Mad Men se debe en gran medida a la excepcional ambientación de la serie y a la variedad de temas polémicos que en ella se tratan, vistos desde la perspectiva del momento histórico en el que está ambientada, claro está. Sea como fuere, este drama televisivo creado por Matthew Weiner y producido por Lionsgate, además de tener enganchadísimo a medio planeta -y después del Globo de Oro ganado en 2010, el de 2009, los dos de 2008, tres premios Emmy en 2009 y seis en 2008- ha vuelto a demostrar que es la serie de moda, obteniendo cuatro de los 17 Premios Emmy a los que estaba nominada este año. Mientras los de Sterling Cooper –el nombre de la agencia publicitaria ficticia donde trabajan los Mad Men- parecen estar en la cresta de la ola, la derrota más sonada en la última edición de los Emmy ha sido la de Perdidos, otra de las series de la edad de oro en que nos encontramos que tras su capítulo final, ya hay quienes la consideran “un clásico”.

Mejor o peor que Perdidos, vale la pena sentarse a ver al menos de uno de los capítulos de esta sonada serie, aunque sólo sea por disfrutar de sutiles y logradísimos detalles extraídos directamente de la época de los Kennedy y quién sabe si al final terminar enganchándose a ella… en cualquier caso, aquí os dejamos con un adelanto de la cuarta temporada:

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