Obras maestras del cine, vistas desde el sofá

El desarrollo del Cine como arte y su expansión se empieza a percibir claramente a partir de los primeros años de la década de los 20. En un principio es mudo y en blanco y negro, pero pronto se empiezan a ensayar diferentes mecanismos a través de los cuales introducir el sonido y el color en los largometrajes. Algunas de las mejores películas de las Historia del Cine son de esta etapa:

El acorazado Potemkin (1925), dirigida por el genio ruso Sergei Eisenstein, podría haber quedado en el olvido, como muchas otras películas con fines propagandísticos –fue un encargo del Comité Central Soviético para conmemorar los veinte años de la fallida Revolución Rusa de 1905-, sin embargo, es considerada una obra de arte y pilar del cine actual. La película narra uno de los episodios más famosos de la historia de la Unión Soviética: el amotinamiento de los marineros del Acorazado Príncipe Potemkin de Táurida, que –al igual que el resto de la población- viven en pésimas condiciones bajo el dominio del Zar. En el transcurso de la rebelión en el Acorazado, el líder de los amotinados es asesinado y cuando el Potemkin llega al puerto de Odessa, gente de todos los lugares acude para conocer que ha ocurrido, y se produce una de las escenas más famosas del cine: el ejército zarista dispara contra el pueblo inocente. Como film propagandístico, cumple su cometido, pero su mérito reside en las innovaciones visuales y técnicas que introduce Eisenstein.

El maquinista de la general (1926), pertenece a un género muy distinto, la comedia con uno de sus máximos representantes en el cine mudo como director y protagonista: Buster Keaton. La película es una adaptación literaria que a su vez está basada en un hecho real de la guerra civil americana: el robo por parte de unos espías de la Unión de una locomotora. A partir de este suceso Keaton crea una de las más asombrosas y trepidantes comedias del cine. Johnnie, es un maquinista que tiene dos amores una joven, Annabelle, y una locomotora, La General; tras el robo de esta segunda, y el consiguiente secuestro de la primera, deberá correr tras el convoy por salvar a sus dos amadas.

 

39 Escalones (1935). En la época del maquinista de Keaton, se iniciaba otro que será grande de este Arte, en concreto, del cine de suspense y misterio, Alfred Hitchcock. En esta ocasión recomendamos el film 39 escalones, una complicada trama de espionaje. El comienzo de la película, tan inquietante como el film en general, lleva la que será la marca inconfundible del estilo ‘hitchcockiano’: Richard Hannay está en un music-hall londinense. De repente, suena un disparo y comienza una pelea. En el tumulto una chica asustada le pide si puede ir con él. Richard accede y la lleva a su apartamento; pero allí alguien la asesina. Richard debe huir porque es acusado del crimen…

 

La fiera de mi niña (1938), une en el celuloide a dos mitos, Katharine Hepburn y Cary Grant, en una genial comedia romántica. David Huxley es un paleontólogo tímido y despistado que se ve embaucado por una joven caprichosa y excéntrica que parece dispuesta a arruinarle sus proyectos profesionales y personales.

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