Miró desde otra perspectiva

La estrecha relación de Joan Miró con la naturaleza y la vida campesina ha quedado reflejada en sus obras a lo largo de toda su carrera artística. Esta fuente de inspiración para pintor catalán es la que ahora se analiza en la muestra Miró: Tierra, que acoge el Museo Thyssen-Bornemisza hasta el próximo mes de septiembre.

La exposición realiza un recorrido por la obra del artista a partir de esta idea, desde la celebración de su primera exposición individual en 1918 hasta sus últimos días en 1983. Entre las obras que se han reunido para Miró: tierra, procedentes de museos y colecciones de todo el mundo, destacan algunos clásicos del pintor como: Paisaje catalán (El cazador), actualmente en el MoMA de Nueva York o Paisaje (La liebre), del también neoyorquino Guggenheim, así como La Masovera y Pintura-objeto, que llegan desde el Centre Pompidou de París.

A pesar de la importancia que tiene esta temática en la obra de Miró, esta muestra supone la primera monográfica que se organiza alrededor de una materia. La fuerte vinculación del polifacético artista, considerado uno de los exponentes del surrealismo, con el concepto tierra se remonta a su Cataluña natal, con su gente y tradiciones del momento, y continuaría a través de su carrera por el gusto por el mundo rural y culto a los orígenes de Miró.

Miró: tierra, que estará expuesta en la pinacoteca madrileña hasta el 14 de septiembre, cuenta con sesenta y cinco obras, principalmente pinturas, pero también esculturas, dibujos, collages y cerámicas.

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