Mes de ferias

De entre todas las ferias que se celebran en Andalucía pasada la Semana Santa, probablemente la más famosa es la Feria de Abril de Sevilla que, precisamente, abrirá sus puertas esta misma tarde. Su origen se remonta a mediados del siglo XIX, cuando Narciso Bonaplata (catalán) y José María de Ybarra (vasco) solicitaron permiso a las autoridades pertinentes para celebrar una feria (dedicada al comercio y a la venta de ganado) durante los días 19, 20 y 21 de abril. Un año más tarde, en 1848, tuvo lugar la primera celebración de este evento, gracias al permiso de la Reina Isabel II. Desde entonces, la feria no ha hecho sino crecer en afluencia y popularidad, hasta abandonar su función comercial para convertirse en todo un evento social, al que acuden curiosos, autóctonos, personas de alta alcurnia y del mundo de la farándula.

En sus orígenes, el encuentro tenía lugar en el Prado de San Sebastián pero, con el crecimiento de la Feria, en 1973 tuvo que desplazarse al barrio de Los Remedios, de donde previsiblemente tendrá que moverse de nuevo, ya que este centenario evento sigue creciendo año tras año.
La tradición manda que la Feria abra sus puertas al atardecer del tercer lunes posterior al Domingo de Resurrección, salvo si, por esta causa, la inauguración tuviera que ser en mayo, en cuyo caso se adelantaría una semana. Dicho lunes, tras la “cena del pescaíto” tiene lugar el “alumbrao” de la puerta, que cada año se diseña en función de un lugar o un acontecimiento histórico. Los días de más afluencia son jueves, viernes y sábado; cuando cerca de un millón de personas pueden llegar a juntarse en el Real. El domingo, en la Maestranza se celebra una corrida con ganadería de Miura y, llegadas las 12 de la noche, se clausura la fiesta con el estallido de fuegos artificiales a la orilla del rio.

Una semana más tarde se inaugura en Jerez “la Feria del Caballo” que, en su origen, nace como plataforma para la venta de sus famosos equinos. Hoy en día es uno de los eventos más alegres y elegantes, donde las mujeres se pasean luciendo sus espléndidos trajes de gitana (el único traje regional de España que se adecua a la moda) y los caballeros, sus trajes cortos. Aunque no es imprescindible vestir la indumentaria típica, se requiere media etiqueta al caer la noche, para entrar en las casetas donde se pueden degustar bocados sublimes como la berza jerezana, las tagarninas esparragás o el menudo; todo ello acompañado de un buen fino o de un oloroso.
A diferencia de la Feria de Sevilla, todas las casetas están abiertas al público, de tal forma que la diversión está al alcance de todos. Además, no se busca la uniformidad de la mismas, por el contrario se premia la originalidad y la decoración de las casetas a través de distintos concursos; una peculiaridad gracias a la que esta cuidad en miniatura, que se construye en el Parque González Hontoria, está llena de encanto.

Junto estas dos grandes ferias, destaca también la de Nuestra Señora de la Salud, en Córdoba -que se inaugura a primeros de mayo-, y cómo no señalar la siguiente cita ineludible tras el periodo ferial: el Rocío. Tradición, gastronomía y ambiente festivo para todas aquellos que quieran aprovechar al máximo su tiempo libre.

Comentarios

Deja un comentario