Menos sal para vivir más

Según los datos de la Asociación Médica Mundial (AMM) parece que eso de poner sal a la vida, en su sentido más literal, nos lo tomamos muy en serio. Tanto, que ha alertado del consumo excesivo que se hace de la sal, especialmente fuera de los hogares, dado el riesgo que ello supone para la aparición o agravamiento de la hipertensión y para las enfermedades cardiovasculares, recordando que según la sensibilidad de cada persona a la sal, el sodio puede producir mucho daño a las poblaciones tanto hipertensas como incluso normotensas.

A menos que ciertas circunstancias así lo requieran, tampoco es cuestión de erradicar este condimento, tan preciado desde la Antigüedad. Según la AMM el consumo promedio de sal de un adulto no debe rebasar de los 5 grs. Sin embargo, a nivel mundial,cada individuo ingiere una media de entre 5,6 y 11,5 gr de sal al día, calculándose que, en los países desarrollados, del 75 al 80% del consumo diario de sal proviene de los alimentos procesados y consumidos fuera del hogar, lo que hace que cualquier estrategia concebida para limitar este consumo excesivo de sal se debe apoyar en los fabricantes de alimentos y cocineros, así como en campañas nutricionales de educación. En este sentido las asociaciones médicas de cada país están desarrollando diferentes acciones, siguiendo los consejos de la AMM, que en su Declaración sobre la disminución del consumo de sal en la alimentación hace las siguientes recomendaciones:

  • En cooperación con las organizaciones de salud nacionales e internacionales, trabajar para la educación de los consumidores sobre los efectos del consumo de sal para la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares y sobre los beneficios de una disminución del consumo de sal a largo plazo y sobre las fuentes dietéticas de sal y cómo pueden disminuirse.
  • Pedir una disminución progresiva de 50% del contenido de sodio de los alimentos procesados, productos de fast food y comidas de restaurantes para los próximos diez años.
  • Instar a los médicos a informar a los pacientes sobre las principales fuentes de sodio en su alimentación y cómo disminuir el consumo de sal, incluida la disminución de la cantidad de sal utilizada para cocinar en casa.
  • En cooperación con la industria alimentaria y los legisladores, analizar la manera de mejorar el etiquetado de los productos alimentarios y crear etiquetas y advertencias para los alimentos con alto contenido de sodio.
  • Instar a las autoridades de gobierno para que elaboren leyes y regulaciones nacionales que exijan la disminución de sodio en los alimentos procesados a niveles aceptables. Fijar un plazo para que las industrias cumplan con las nuevas leyes y regulaciones.
  • Estimular el debate sobre el tema en conferencias, simposios y teleconferencias a fin de promover la conciencia en la profesión médica con respecto al sodio en los alimentos y sus consecuencias. Los médicos que estén bien informados transmitirán la información a sus pacientes y podrán prescribir menos medicamentos contra la hipertensión.

Comentarios

Deja un comentario