Matisse y la Alhambra

“Sueño con un arte de equilibrio, de tranquilidad, sin tema que inquiete o preocupe, algo así como un lenitivo, un calmante cerebral parecido a un buen sillón”

 La Alhambra de Granada ha sido, un año más, el monumento más visitado de España durante el 2010. No es de extrañar, ya que esta joya arquitectónica es, sin duda, la mejor muestra de arte Nazarí que ha llegado hasta nuestros días. Aunque siempre es un placer acercase a pasear entre sus elegantes arcos polilobulados y de herradura, deleitándose ante la contemplación de sus yeserías, decoradas con ataurique y escritura cúfica; estos días vale la pena no demorar mucho la visita, para disfrutar de este modo de una de las mejores exposiciones que en el Palacio de Carlos V -anexo al edificio hispanomusulmán- se han podido contemplar.

Patio de los Leones, La Alhambra

Nos referimos a la exposición “Matisse y la Alhambra” una muestra que se celebra al cumplirse el primer centenario de la visita del pintor al monumento granadino. Su viaje a nuestro país -y en especial su visita al Palacio- caló muy hondo en el espíritu del francés y esta tremenda influencia tiene, por supuesto, un importante y clarísimo eco en gran parte de su obra.  De este modo, la muestra -que lleva abierta desde el 15 de octubre y cierra sus puertas el próximo 28 de febrero- constituye una oportunidad única para disfrutar de las piezas del genial pintor dentro del propio entorno que las inspiró.

“La Alhambra es una maravilla. Sentí allí una inmensa emoción” escribía el pintor a su mujer tras visitar nuestro monumento más famoso, allá por 1910. El desenfadado carácter español, y más aún el andaluz, impulsaron al artista a hacer otras declaraciones durante su visita a la Península, tales como “vivan el vino, las mujeres y el tabaco”. Al margen de esta divertida y enfática pasión por nuestra tierra -que sin duda se deja entrever en su obra en cuestiones con la luz, muy mediterránea, o la voluptuosidad de sus féminas- los arabescos y el orientalismo de la alhambra fueron determinantes para el desarrollo de su pintura, que se deshizo en florituras coloristas de inspiración claramente andalusí.

."Odalisca con pantalón rojo", de Matisse (Museo Pompidou de París). SUCCESSION MATISSE/VEGAP

No en vano, la obra de Matisse tenía como fin último constituir algo parecido a “un buen sillón”, un descanso para el tenaz trabajador, donde encontrar un remanso de paz y de sensualidad donde deleitarse. Y ¿no es acaso la Alhambra esto mismo? Un elegante y delicioso edificio de exuberante decoración, donde la vegetación y el sonido del agua consiguen una feliz calma que, en fusión con la belleza de su arquitectura y ornamento, dan lugar a una suerte de delicia para los sentidos.

La entrada combinada para ver la Alhambra y la exposición temporal cuesta 13 euros, aunque para mayores de 65 años y pensionistas de la Unión Europea tan sólo vale 6,00 (se debe presentar acreditación de ser jubilado); un precio que vale la pena pagar para no perderse esta exposición tan especial.

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