Más allá de la ‘tradición’

Pocos, incluidos los profesionales del mundo de la sanidad, son lo que dudan de las propiedades de técnicas como la acupuntura o de los tratamientos homeopáticos, que poco a poco, y de forma complementaria, se están incluyendo junto a los tratamientos de la medicina convencional, hasta tal punto que incluso están empezando a estar disponibles en centro del Sistema Nacional de Salud, eso sí, aún rodeado de polémica, hasta tal punto que incluso la Organización Mundial de la Salud, recomendó en 2002 la regulación de las terapias alternativas y complementarias “dada la escasez de datos científicos sobre su inocuidad y eficacia”. Como medio de llegar a esta regulación, la OMS propuso que cada país desarrollara una política y una reglamentación que garantizase el buen uso de estas terapias alternativas.

En España la Generalitat de Cataluña fue la primera autonomía en intentar regular un total de trece terapias naturales, mediante un Decreto aprobado en 2007. Sin embargo se quedó en un intento frustrado cuando el mencionado decreto fue anulado en junio de 2009 por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña porque reconocía “el ejercicio de actividades materialmente sanitarias a profesionales no sanitarios en establecimientos no sanitarios”. Ahora es la Organización Médica Colegial (OMC) la que ha decidido considerar la homeopatía un acto médico con el propósito de concienciar a aquellos que decidan recurrir a esta terapia, que lo hagan con profesionales médicos que acrediten una formación en medicina y otra posterior en homeopatía. Otro de los propósitos de la OMC es que el diagnóstico y tratamiento que den estas terapias alternativas no sean excluyentes sino integrativo de la medicina convencional.

De momento, estas terapias, y en concreto la homeopatía, está integrada en los esquemas sanitarios oficiales de casi la totalidad de los países de la Unión Europea, y el coste de los medicamentos homeopáticos, como el resto, son reembolsados por la sanidad nacional, aunque aún quedan casos como los de Italia, Bélgica, Portugal, Grecia y España que, aun conociendo un gran desarrollo en esta práctica médica, no disfrutan de ninguna subvención estatal. A pesar de todo algunas de estas terapias alternativas van aterrizando en la sanidad pública española. Sirvan a modo de ejemplo algunos casos: En Zaragoza el Centro de Salud Delicias Sur, los pacientes pueden recibir el consejo de un homeópata desde hace más de un año. Incluso tienen lista de espera para esta consulta que llevan médicos en prácticas de la Universidad de Zaragoza después de hacer un curso de especialización en Homeopatía y que se ocupan sobre todo de alergias, enfermedades reumáticas y respiratorias crónicas o dermatitis infantiles. Normalmente es el médico de familia o el pediatra el que deriva a los pacientes, aunque otros lo solicitan directamente. El Centro de Atención Primaria Sagrada Familia de Barcelona no sólo cuenta con la homeopatía como “terapia no convencional”, sino que también ofrece además flores de Bach y acupuntura a cargo de una enfermera, aunque la única conexión que tienen estas consultas con el sistema público es que están ubicadas en el mismo edificio, pero se pagan las tarifas estipuladas para cada terapia. Ya hace cuatro años que el Hospital Virgen de las Nieves incorporó la acupuntura para combatir el dolor. Fue la primera vez que en la sanidad pública se contrató específicamente a un médico acupuntor, aunque esta terapia la habían estrenado previamente otros dos centros andaluces, el Virgen del Rocío, de Sevilla, y el Reina Sofía, de Córdoba.

De momento sólo se pretende regular el ejercicio de estas terapias. Otra cosa es la efectividad, que de momento quedará pendiente del resultado de las actuales controversias y grandes detractores. El reconocimiento vendrá dado tras la demostración científica de los estudios pertinentes.

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