Literatura del Imperio del Sol

Los pasados Juegos Olímpicos de Pekín han supuesto la oportunidad para millones de personas de acercarse, aunque veladamente por la estricta censura del país, a China. La paulatina y parcial apertura de esta inmensa nación al mundo puede ser una excepcional excusa para conocer parte de su cultura milenaria, por ejemplo, su literatura.

Los primeros testimonios literarios, o al menos considerados literarios en China, son las inscripciones encontradas en los caparazones de tortuga utilizados para adivinar durante la dinastía Shang (siglo XVI a XI a.C.) y las oraciones grabadas en los bronces sacrificiales de esa misma dinastía. En estas inscripciones ya aparecen los primitivos caracteres chinos, que con sus variedades y evoluciones se seguirán utilizando hasta hoy en día.

La literatura china abarca una asombrosa variedad de géneros, muchos de los cuales habitualmente no son considerados obras literarias en Occidente. Una buena muestra de los mismos, y la forma en que deben utilizarse se puede tener con la lectura del libro “El Corazón de la Literatura y el Cincelado de Dragones”, una ambiciosa obra de crítica literaria escrita por Liu Xue en el siglo V de nuestra era que nos permite asomarnos al complejo mundo literario de la China antigua.

Los más antiguos poemas de China están contenidos en el Libro de los Cantos (Shi Jing), una antología de las baladas populares de las diversas regiones de China. Su temática variada refleja con una impresionante belleza la vida del pueblo chino en aquellos tiempos lejanos: el paso de las estaciones, las guerras con los bárbaros, el amor y el desamor, el buen y mal gobierno, la forma correcta de realizar determinados rituales, todo tiene cabida en el Libro de los Cantos.
El desarrollo de la literatura china acompaña al de su sociedad. Es por ello que pronto se aleja de la magia y de la lírica, para centrarse en la política y las relaciones humanas, especialmente en la correcta forma de gobernar que pueda llevar al engrandecimiento del reino.

En el siglo XX, Lu Xun, con su magistral Diario de un Loco, que describe como nadie las contradicciones de la sociedad china de principios de siglo; y Ba Jin, cuya romántica novela Primavera en Otoño nos describe la trágica historia de amor entre una pareja perdida entre la cultura tradicional de China y las nuevas ideas que llegan de Occidente. Mao Dun, autor de Medianoche, sobre el Shanghai de entreguerras, han sido los autores más ensalzados, leídos y publicados. Lao She, Bing Xin, Xu Zhi Mo son otros de los autores que han marcado este siglo.

En los últimos años China se ha visto envuelta en un torbellino en todos los niveles. Ha habido una efervescencia de temas y formas hasta entonces vedados. Entre los autores que han destacado se puede mencionar a Wang Shuo o Yu Wei. Galardonar con el Premio Nobel de Literatura a Gao Xinjiang, cuya magnífica novela La Montaña del Alma ha sido traducida a decenas de idiomas, ha servido para sacar a la literatura china de su aislamiento tradicional y popularizarla entre los lectores de todo el planeta. De tal forma que, aún siendo todavía una desconocida, empieza a tener un bueno número de fieles lectores.

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