Lewis en la gran pantalla

Hoy se estrena la tercera cinta de la saga “Las Crónicas de Narnia”, “La travesía del viajero del alba” un film para toda la familia que, en la misma línea que las dos entregas anteriores, no defrauda en cuanto a la adaptación, los efectos especiales y las interpretaciones de los niños protagonistas, ya casi adultos llegados a este punto. Es uno de esos estrenos a los que vale la pena llevar a los nietos estas navidades, ya que en la cinta transmiten de forma entretenida y sorprendente -gracias a la tecnología 3D- valores tan importantes como la superación, el compañerismo y la amistad.

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La película nos sirve también de excusa para acercarnos un poco a la figura del hombre que escribió la colección de novelas en las que está basada la cinta de Disney. Nos referimos, cómo no, a C. S. Lewis, uno de los literatos más interesantes del siglo XX, íntimo amigo de otro genial escritor de ciencia ficción de nuestro tiempo: J. R. R. Tolkien. Ambos amantes de la filología coincidieron en la Universidad de Oxford, donde fundaron el grupo de estudios literarios conocido como “Inklinks”. Aunque fue bautizado en su infancia, se consideró ateo durante toda su adolescencia y parte de su juventud; fue durante sus años en Oxford -influido por la amistad con Tolkien, los escritos de Chesterton y los de George MacDonald- cuando se reconvirtió al cristianismo. Lewis contó la historia de esta transformación en su autobiografía “Sorprendido por la alegría”, una de sus obras más celebradas junto a grandes títulos como “Cartas del diablo a su sobrino” o “El problema del dolor” en los que el escritor es capaz de acercarse a cuestiones teológicas relacionadas con el cristianismo con sencillez y claridad (y en el caso de las “Cartas”, también con humor).

Fue un gran apasionado del antropomorfismo animal, una fascinación que nace en su infancia con la pasión por los libros de Beatriz Potter; como podemos descubrir en la colección de “Las Crónicas de Narnia”, donde la fantasía y lo real se mezclan en una suerte de aventura tremendamente influida por su conversión al cristianismo. En materia de ciencia ficción otra de sus grandes obras es la “Trilogía cósmica” y, en el ámbito de los relatos autobiográficos vale la pena mencionar “Una pena en observación”, el sobrecogedor escrito en el que narra la su reacción tras la muerte de su mujer.

Las obras de Lewis han sido traducidas a más de 30 idiomas, algunas de ellas han servido de inspiración, como la que hoy se estrena, para el cine y la televisión. Es, sin duda, uno de los grandes autores del siglo XX por su la originalidad de sus fantasías y por la capacidad de expresar, incluso cuestiones de gran trascendencia, a través de un estilo sencillo y ameno; lo que le enmarca dentro de la tradición literaria inglesa, en la misma línea que otros grandes de las letras como Bertrand Russell o Carl Sagan.

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