La salud que nos rodea

Si bien el desarrollo industrial y tecnológico han comportado una serie de mejoras en la calidad de vida de un sector importante de la humanidad, no hay que dejar de lado que también han supuesto unas modificaciones del entorno en el que vivimos, que más allá de las consecuencias medioambientales, o también como derivadas de ellas, han acabado afectando a la salud del ser humano, surgiendo todo un cuadro de enfermedades, tan complejas como poco conocidas y que ya llevan siendo estudiadas por expertos desde hace más de 30 años en una ‘nueva’ disciplina, la MEDICINA AMBIENTAL, aunque el verdadero empujón de esta rama de la medicina se le dio en 2009 cuando la Asamblea Parlamentaria Europea como una nueva disciplina médico-transversal, abriendo así la puerta al desarrollo de programas de formación, tanto para estudiantes como para médicos, a nivel europeo.

Hoy en día vivimos rodeados de millones de compuestos químicos, miles de ellos tóxicos, de radiaciones electromagnéticas (especialmente las emitidas por todo lo que rodea a los sistemas de telefonía), emisiones de gases, etc., que alteran nuestro organismo. Los expertos han detectado cómo, por ejemplo, tras 10 años de la catástrofe del hundimiento en las costas gallegas del petrolero Prestige, se han detectado problemas respiratorios e incluso alteraciones cromosomáticas en los primeros marineros que acudieron a retirar el fuel. Del mismo modo se ha comprobado cómo exponerse al humo provocado por la quema de diesel incide en el desarrollo del cáncer.

El doctor William Rea es considerado “el padre de la Medicina Medio Ambiental” y ha estado junto con otros expertos de primera fila en el VI Congreso de Medicina Ambiental, que bajo el lema “Un cambio necesario”, se ha celebrado en Madrid hace unas semanas. Según Rea, alrededor del 95 por ciento de las enfermedades que padecemos los seres humanos están relacionadas con el medio ambiente degradado y tóxico en el que vivimos. Patologías entre cuyos síntomas incluyen sensibilidad a los olores o pérdida de la facultad olfativa, fatiga crónica o fibromialgia, pérdida de memoria a corto plazo, confusión, hinchazón, dificultad respiratoria o arritmias cardiacas… Incluso enfermedades como el Alzheimer, Parkinson, muchos tipos de cáncer, diabetes, hipersensibilidades a los químicos tóxicos o a las radiaciones electromagnéticas tienen una intervención medioambiental.

Parece de cajón que la solución está en evitar los contaminantes en el aire, pero es evidente que nadie puede dejar de respirar el aire contaminado que nos envuelve. Otro elemento a cuidar es la alimentación, siguiendo una dieta ecológica, además de filtrar el agua y si es embotellada, que sea en envase de vidrio. Desde luego es difícil, por no decir imposible, controlar todo aquello que nos rodea y que está en contacto con nosotros por lo que es más que probable que la Medicina Ambiental forme cada vez más parte de de la formación de los profesionales sanitarios que nos atienden.

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