La presión que ciega

El glaucoma puede afectar a cualquier edad, incluso a bebés, pero son los mayores de 60 años uno de los grupos que mayor riesgo tiene de padecerlo, además de aquellos que tengan parientes con glaucoma, los diabéticos, los que usan esteroides de manera prolongada y los hipertensos oculares (personas con presión intraocular elevada).

El glaucoma por lo general no presenta síntomas y puede suponer la pérdida de la visión de forma gradual, e incluso repentinamente, si no se sigue el tratamiento apropiado. Sin embargo, con exámenes oftalmológicos periódicos, la detección temprana y el tratamiento, puede preservarse la vista.

Pero, ¿por qué aparece el glaucoma? Para entender la respuesta hay que empezar sabiendo que tras el globo ocular hay un espacio que se encuentra relleno por un líquido transparente (fluido intraocular o humor acuoso) que sale del ojo por medio de la pupila para luego ser absorbido hacia el torrente sanguíneo a través de un sistema de drenaje, formado por una malla de canales). Si el drenaje es adecuado, la presión del ojo se mantiene a un nivel normal, pero si éste se tapona, se obstruye, y el fluido intraocular no se puede drenar, se acumula, causando un aumento de la presión en el interior del ojo que daña al nervio óptico, llevando a la pérdida de la visión. Hace un tiempo se pensaba que la presión intraocular elevada era la causa principal del daño del nervio óptico, pero hoy se conoce que aunque constituye claramente un factor de riesgo, además deben intervenir otros factores.

En algunos casos, los menos, el glaucoma puede manifestarse con síntomas severos como visión borrosa, dolor de ojos y de cabeza, náuseas y vómitos, aparición de halos color arcoíris alrededor de las luces brillantes y pérdida repentina de la visión. Pero como ya comentábamos lo más habitual es que no haya sintomatología, de ahí el riesgo de que se retrase su detección y tratamiento. Por eso campañas como “Rompe el cerco a la visión. Lucha contra el glaucoma”, que se desarrolla esta semana en las farmacias de Barcelona gracias al apoyo de la AFB (Asociación de Farmacias de Barcelona) y el Instituto de Microcirugía Ocular (IMO), insisten en que se realicen controles periódicos con tres sencillas pruebas básicas para el cribado de la enfermedad: prueba de agudeza visual, toma de la presión ocular y exploración del nervio óptico.

Generalmente, el glaucoma se puede controlar con medicamentos o cirugía y si se sigue el tratamiento de forma cuidadosa y constante no tiene por qué producirse la pérdida de visión.

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