Jubilarnos no es quedarnos quietos en casa con una mantita sobre las piernas, sino que muchos utilizamos este tiempo para mejorar la sociedad y el entorno en el que vivimos.
Desde UDP han elaborado un informe del que se obtiene que el 85% de los mayores quiere hacer, precisamente eso, ayudar a los demás. Y es normal, ya que al cumplir los 65 años, dejamos de trabajar, pero también ganamos en tiempo libre y ocio, y también momentos para emprender nuevos proyectos y conocer gente.
Según este estudio, las cifras cambian en función de si vivimos solos (un 92% están dispuestos a participar en la mejorara de la sociedad y su entorno), si tenemos estudios secundarios (el 91´3% están dispuestos a colaborar), si contamos con recursos económicos (el 92´4% quiere echar una mano) y aquellos que viven en ciudades de hasta 100 mil habitantes (el 86´3% se muestra interesado en ayudar).
Mientras, los que viven acompañados están dispuestos a sacrificar menos (aún así, el 82´1% sigue estando dispuesto a ayudar a la sociedad y su entorno), los que tienen estudios universitarios colaboran menos (el 82´5% lo hacen), los que tienen pocos ingresos económicos no están igual de cómodos echando una mano (la cifra baja al 68´2%) y aquellos que viven en grandes ciudades como Madrid o Barcelona participan menos (el 78´9% lo hace) que los que viven en ciudades más pequeñas.
En definitiva, e independientemente de las circunstancias de cada uno, las cifras de participación son muy altas y eso es el resultado de que los mayores estamos dispuestos a echar una mano allá donde nos necesiten. Lo hemos hecho durante toda la crisis arrimando nuestro hombro a los más jóvenes y nuestros padres y abuelos ya lo hicieron muchos años antes con nosotros. Como dice el Papa ”los abuelos son el tesoro de nuestra sociedad” y en nosotros está también la responsabilidad de formar a las generaciones futuras en el respeto y el cariño hacia los demás.
