Recta final de agosto y también de las vacaciones para muchos, pero como aquí pensamos que cualquier momento es propicio para un viaje, ya sea largo, corto o una simple escapada, continuamos nuestro periplo por el mundo, y eso a pesar de que los tiempos que se avecinan no se auguran nada fáciles para ello a causa de la crisis que también se ha hecho notar con los recortes en el programa de viajes para mayores del IMSERSO, un programa fundamental tanto para que los mayores con menos recursos puedan optar también a unos días de vacaciones como para impulsar la economía en el sector turístico, especialmente en las temporadas más bajas.
Y precisamente en esta ocasión nos quedamos en territorio español (por eso que dice el gobierno de hacer turismo en nuestro propio país antes que en el extranjero), aunque nos vamos hasta el continente africano. Destino:Melilla: el misterio de África y la Historia de España.
Situada de frente al Mediterráneo y a la costa meridional andaluza con Granada y Almería en el horizonte, Melilla, la antigua Rusadir, es un territorio de poco más de 12 Km2 que hace frontera con el Rif marroquí. Todo ello le confiere un carácter especial a sus gentes (El 56% de origen peninsular y católicos, otro 56% musulmanes, mayoritariamente procedentes del Rif, y más de un millar de judíos, casi todos descendientes de los sefardíes expulsados por los Reyes Católicos), a su cultura (en el estatuto de autonomía de la ciudad se exige la “promoción y protección de la lengua y cultura bereberes“).
Pero si hay algo verdaderamente sorprendente y magnífico es su arquitectura, considerada, junto a Barcelona, como uno de los mejores exponentes del estilo modernista español de principios del siglo XX, superando a Madrid y Valencia con sus más de 900 edificios modernistas y “art decó”, una característica que seguro sorprenderá a más de uno, y que llegó de la mano del arquitecto Enrique Nieto, un discípulo de Gaudí que a comienzos del siglo XX se escabulló de la sombra del genio catalán para poder dar riendas suelta a su propia creación, lo que hizo tanto al servicio del Ayuntamiento de la ciudad levantando grandes homenajes a la arquitectura urbana, como con las distintas religiones de la ciudad, ya que fue el encargado de diseñar la principal sinagoga de Melilla, la Mezquita Central y varios edificios para la Iglesia Católica.
Además de su riqueza como principal exponente de la arquitectura Modernista, Melilla cuenta con los Recintos Fortificados de los siglos XVI, XVII y XVIII, incluidos los del XIX más conocidos como los Fuertes Exteriores. Elementos que, junto a la convivencia pacífica de culturas en todos los niveles, definido sencillamente como la interculturalidad, se están mostrando como argumentos más que sobrados para convertirse en un futuro próximo en Patrimonio de la Humanidad.
Melilla como destino turístico es una desconocida y pocos son los que conocen los tesoros de esta ciudad, llena de contrastes, nexo de dos continentes, de tres culturas, sus playas, sus calles, incluso su gastronomía presenta un amplio abanico de sabores como resultado de la convergencia de la cocina mediterránea y del mestizaje cultural. Si les ha picado la curiosidad pueden continuar en http://www.melillaturismo.com/modernismo.html, aunque nada, claro está, como preparar las maletas y emprender viaje a esa África española.
