Parece que hacer intercambio de casas está cada vez más de moda y los jubilados, que en muchos casos disponemos de un presupuesto ajustado, empezamos a ver en esta opción una forma ideal de viajar por todo el mundo.
Dejar prestada nuestra casa a otros jubilados a cambio de la suya durante unos días, además de ser una experiencia maravillosa es una garantía de que van a cuidar nuestro hogar como si fuera el propio, del mismo modo que nosotros haremos lo mismo.
Además, siempre es más cómodo a nuestra edad vivir con la independencia y la libertad que te da estar en una casa, cocinar nuestra propia comida, lavar la ropa o echarnos una siesta si estamos cansados.
Los mayores disponemos de gran parte de nuestro tiempo para dedicarlo al ocio y viajar es una de nuestras pasiones. Por eso hemos encontrado en el intercambio de viviendas una solución para gastar muy poco dinero y sobre todo, para destinar el presupuesto que teníamos para alquilar una casa en otras cosas como restaurantes, espectáculos o en hacer alguna que otra comprita para nuestros nietos.
Y es que, el hecho de cumplir años no nos quita las ganas de conocer nuevos lugares, de vivir nuevas experiencias, de conocer personas extraordinarias y, a la vez, de sentirnos como en casa. Nunca es tarde para abrir nuestra mente y probar nuevas situaciones. Abrir las puertas de nuestra casa es sólo una manera de asomarnos a la ventana de otras casas, de otras personas, de otras ciudades, de otras culturas… y disfrutar de la vida de una forma barata y confortable.
