Inspira, espira, relájate

Una parte importante de la práctica relajante del yoga, es el Pranayama, un conjunto de técnicas para el control de la respiración que se traducen en una mejora de la calidad de vida. Esta técnica viene siendo practicada en las culturas orientales desde tiempos remotos, y ahora las importamos a Occidente como sinónimo de salud, física y mental.

Respirar de manera acelerada e irregular tiene graves consecuencias en el estado del resto de nuestro organismo, por tanto, regularizarla es fundamental para evitar padecer algunas patologías. El método es muy sencillo y, al mismo tiempo, eficaz. Consiste en regular nuestros ritmos vitales a través de inhalaciones y exhalaciones. Dependiendo del efecto que queramos conseguir, podemos alargar las inhalaciones, acelerar o ralentizar nuestra respiración.

El oxigeno es vida en nuestra sangre, de ahí la importancia de una buena respiración. Normalmente, a través de la respiración aportamos a nuestros pulmones medio litro de aire, pero si la conseguimos controlar se pueden convertir en hasta cinco. Para ello, debemos controlar el diafragma; notar cómo el oxígeno entra en el cuerpo; fraccionar mentalmente las inhalaciones hasta encontrar nuestra medida; y practicar al menos diez minutos al día. Pronto notarás los efectos.

El Pranayama requiere, además, encontrar un espacio tranquilo de nuestra casa, en el que reine el silencio, nos podamos sentar cómodamente en el suelo, con la posición que más nos relaje pero, eso sí, con la espalda recta.

Estas técnicas de respiración se usan para regular la hipertensión arterial, reduce la tensión mental, los efectos del estrés. Ya sabes, inspira, espira y ¡relájate!

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