Contemporáneo a los pintores impresionistas, el estilo artístico de este creador francés -Odilon Redon- es también muy similar al de ellos; sin embargo, mientras que los primeros se centraron en reflejar en sus lienzos la naturaleza cambiante, el impacto de la luz o la sensualidad de las texturas, Redon consagró su obra a intentar plasmar el subconsciente humano, el universo de lo onírico y lo inverosímil; por lo que se le puede considerar precursor del simbolismo y, en cierto modo, del surrealismo.
“Odilon Redon. 1840-1916” propone un recorrido cronológico que nos revela que la originalidad del pintor francés no reside únicamente en la peculiar temática de sus piezas. Podría decirse que, de hecho, Redon hace un recorrido pictórico a la inversa de lo que suele verse en la mayoría de los pintores; artistas como Rothko, Goya o Tiziano comienzan sus carreras con lienzos llenos de luz y color, para llegar al fin de sus días realizando obras donde la tónica general es la oscuridad. Pues bien, Redon -que en sus inicios trabaja como grabador- denomina sus primeras obras como “realizadas a la manera negra” y, sin embargo, a lo largo de su trayectoria redescubre el color, consiguiendo efectos vibrantes a través un ingenuo y sencillo uso del mismo.
Esta exposición, que abrió sus puertas el pasado 11 febrero, presenta un total de 170 piezas del artista y podrá visitarse hasta el 29 de abril de este año, en las Salas Recoletos de la Fundación Mapfre de Madrid. Es, sin lugar a dudas, la muestra más ambiciosa sobre el artista que se ha celebrado hasta el momento en nuestro país; una ocasión que vale la pena no dejar escapar, ya que se trata de un artista tal vez poco conocido, pero con una obra personalísima y de poderoso impacto visual.
