Facilitando un cobijo

A pesar de que la Constitución y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, entre otros, reconocen el derecho a una vivienda digna, siempre ha habido quienes han tenido difícil –incluso imposible- el acceso a una vivienda digna, pero esta situación se ha agravado en el último lustro a causa de la crisis económica y el estallido de la ‘burbuja’ inmobiliaria que ha llevado a que ante el impago de hipotecas, se produzcan las ejecuciones inmobiliarias y los consecuentes desalojos. Estos procedimientos se han disparado -según los datos proporcionados por el Consejo General del Poder Judicial en los últimos 5 años superan las 350.000 ejecuciones hipotecarias- Y los programas de acceso a viviendas sociales con bajos alquileres de ayuntamientos como el de Madrid, de poco sirven. La alternativa para muchas de estas personas que pierden su hogar se encuentra en programas de organizaciones sin ánimo de lucro.

Únicamente en Euskadi en el último lustro se han superado las 1.100 ejecuciones hipotecarias. Estos desahucios están afectando especialmente a los sectores como parados de larga duración, que a su vez suelen ser inmigrantes, familias monoparentales… El resultado de esta situación es que estas personas entran en una situación de exclusión social de la que es muy complicada volver a salir. Para ayudarles Cáritas Bilbao ha creado su proyecto “Ni casa sin personas ni personas sin casa”, con el que pretende ofrecer una vivienda digna a personas y familias en situación de exclusión social o riesgo grave de exclusión, además de facilitara esas familias un acompañamiento y un plan de inserción para que desarrollen capacidades y cualidades que faciliten su proceso de mejora en aspectos personales, relacionales, laborales y de alojamiento.

Para hacer posible este programa, Cáritas pide la colaboración de los ciudadanos a través de tres vías: poner las viviendas vacías a disposición de Cáritas, de forma gratuita o con un alquiler reducido, para que esta organización diocesana las dedique a las personas más necesitadas que está atendiendo; aportar recursos económicos (a través de donativos o haciéndose socios de Cáritas) para la adecuación, mantenimiento y gastos de las viviendas que se gestionan, y, por último, compartir el tiempo de cada persona en una labor de voluntariado acompañando a las familias que están siendo atendidas en los diferentes pisos.

También la Obra Social “la Caixa” cuenta con un proyecto para que las personas con escasos recursos cuenten con una vivienda digna. Se trata del programa Vivienda Asequible en el que se encuentran dos iniciativas, una de “Alquiler Asequible” y otra de “Alquiler Solidario” para dar una oportunidad de tener una casa, un hogar, a quienes menos recursos tienen.
En el caso del “Alquiler Asequible” (que surge en el año 2004), se cuentan con 4.000 viviendas construidas en diferentes zonas de todo el territorio estatal con acabados de primera calidad y a precios muy inferiores a los establecidos en el mercado de Protección Oficial que se ofrecen en alquiler durante 5 años para jóvenes, mayores y familias por una renta inferior a la establecida en el Régimen de Protección Oficial. Finalizado el periodo de Protección Oficial está previsto vender las viviendas, ofreciéndose estas en primer lugar al arrendatario.
Por su parte, con el “Alquiler Solidario” se ofrecen 4.000 viviendas en régimen de alquiler a un precio no superior a 300 €/mes, del que la Obra Social subvenciona la mitad de esta renta, por lo que el arrendatario no paga más de 150 €/mes. Para poder optar a una de estas viviendas los ingresos no deben superar los 18.600 euros anuales ni ser inferiores a los 5.000 euros al año.

Proyectos como estos son la única oportunidad para muchos de no quedar definitivamente excluidos por una sociedad de consumo que se ha lucrado con un derecho fundamental.

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