Espíritu Inca

El perfil personal y familiar de Gonçal de Reparaz ya predisponía a una curiosidad e inquietud que atravesara fronteras. Francés de nacionalidad, vasco y portugués de linaje, catalán y peruano de corazón e hijo de un diplomático y periodista de muy parecidas inclinaciones, su aprendizaje de las materias en las que descollaría no fue académico, sino que se levantó sobre la experiencia directa en los lugares a los que era destinado su padre y sobre la vasta biblioteca de éste.

Un cierto periodo de estabilidad en su juventud, cuando se enroló en Centre Excursionista de Catalunya, propició su primera publicación acerca de sus vagabundeos por La Plana de Vic, que hoy se considera un texto fundacional de la geografía ibérica, al adoptar perspectivas y métodos de trabajo de inspiración francesa que hacían avanzar definitivamente la disciplina hacia la modernidad a este lado de los Pirineos.

Sin embargo, la tragedia de la Guerra Civil Española le llevó de nuevo hacia una existencia nómada. Durante los siguientes años se instaló en Francia, se mudó con frecuencia de domicilio y se cree que incluso participó en tareas de abastecimiento de armas para el ejército republicano. Pero la derrota y posterior exilio le acabaron por conducir a Perú, donde llegó en 1951 para cumplir una misión de asistencia técnica para la UNESCO.

Fue allí donde dio rienda suelta a una actividad polifacética, que incluye estudios fluviales y agrónomos, reconocimientos geográficos y estudios etnológicos, como el que dedicó a los recolectores de guano. Además, fue un decidido impulsor de las excavaciones geográficas en un tiempo en que el gobierno peruano no era todavía consciente del inmenso valor de su patrimonio. Su entusiasmo y visión de futuro –redactó guías de viajes del país andino o montó un negocio de postales que comercialmente no funcionaron demasiado bien- no obtuvo el premio material que hubiese merecido,  pero en cambio le sería dada la gloria imperecedera por la audacia de su trabajo de campo.
El punto culminante de ese discurrir llegaría con el hallazgo del cañón del Colca-Majes en Perú, un abismal valle fluvial que en alguno de sus puntos alcanza los 3.000 metros y que supera ampliamente al archifamoso Cañón del Colorado, pese a que hasta la expedición de la National Geographic de 1984 el descubrimiento de Reparaz no se divulgaría tan ampliamente como merecía.

Fallecido en ese mismo año y en un relativo olvido, pese al reconocimiento como pionero de la geografía que tiene en su país de adopción, la figura de Reparaz está empezando a ser más conocida y estudiada, principalmente gracias al traslado de su archivo al Institut Cartogràfic de Catalunya y exposiciones como la que en 2007 se hizo bajo el título: “El Perú de Reparaz: la visión del geógrafo y los sitios del patrimonio”
Unos tributos a los que modestamente nosostros nos sumamos desde esta sección de viajes de mayormente.

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