Entre viajes anda el juego

Las motivaciones a la hora de planear una escapada suelen ser de lo más diversas, pasearse por algunos de los más elegantes Casinos del mundo puede ser una de ellas. Incluso aquellos a quienes no les gusta el juego han estado tentados alguna vez de vestirse con sus mejores galas para pasar la noche en un elegante casino. Y es que los grandes casino no son sólo lugares para el juego, algunos de ellos están llenos de historia, de arte y cuentan con emplazamientos únicos en el mundo.

Probablemente el caso más atractivo es el de Venecia, cuna de uno de los casinos más elegantes del mundo. Tiene dos sedes: la de verano, situada en el Lido, y la de invierno, un palacete renacentista, que se alza entre las calles Vittoriosa y Malta. Este último deslumbra con su armoniosa fachada abierta al Gran Canal y con sus cuidadísimos interiores, también famosos por haber albergado la residencia de Richard Wagner. Desde que abriera sus puertas en 1959 ha sabido modernizarse, instalando las últimas tecnologías en juegos de mesa y realizando audaces campañas publicitarias para atraer más público. Una apuesta segura para los amantes de la arquitectura y el arte; aunque sólo sea por disfrutar del ambiente disfrutando de un Bellini.

Habrá que cuidar mucho la etiqueta si se quiere acceder al Casino Metropol, a escasos metros del Kremlin, en Moscú. Está situado en uno de los hoteles más caros de la ciudad, que tiene su sede en un edificio histórico de 1901, un excelente ejemplo del modernismo ruso en todo su esplendor, sede de algunos históricos discursos de Lenin.

El más conocido es, sin duda, el de Monte-Carlo. Fundado en 1863 por el Príncipe Carlos III, es uno de los complejos más grande -obviando, claro está, a los situados en las Vegas-. Obra de Charles Garnier (arquitecto de la Ópera de París), se trata de una joya del Beauxartismo en pleno Principado de Mónaco, donde se ha convertido en una de las atracciones turísticas principales.

Otro ejemplo interesante es el del Clermont Club de Londres, con la peculiaridad de que, en Inglaterra, no se puede acceder solo a ninguno de sus casinos, sin ser miembro previamente. Elitistas y selectos donde los haya, los clubs ingleses son el paradigma de la elegancia y el buen gusto, tanto en cuanto a los entretenimientos que ofrecen, como en relación a los lugares que los albergan; en este caso, un refinado edificio del siglo XVII.

El Baden Baden Casino de Alemania o el Barriere de Deauville, en Francia, son otros dos buenos ejemplos que, como los anteriores, bien valdrían un viaje. Una escapada llena de glamour y escenarios similares a los de las películas de James Bond, a la que tal vez valga la pena ir con poco dinero en los bolsillos, para no caer en la tentación…

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