En la Venecia balcánica

El misterio envuelve a Villa Sherezade desde su historia hasta la persona misma a quien debe su creación. Sólo se conoce un nombre Zinedine, aunque no se sabe si es verdadero, parece ser que era un banquero huido de Ucrania que arribó a Dubrovnik con la intención de pasar inadvertido. Sin embargo, su idea de construir la villa más impresionante de Croacia lo alejó de su propósito.

En 1929 comenzaron unas obras que durarían cuatros años; el resultado: una construcción impresionante desde sus materiales hasta estructura que ha llegado a ser considerada el Taj Mahal del Adriático. El fin, honrar a la enamorada de este misterioso banquero, una bailarina llamada Sherezade. Para ello, utilizó los materiales más preciados en la construcción: piedra caliza, mármol y maderas nobles. Abundan los motivos arabescos, en arcos y cúpulas coloreadas; los colosales jardines en terrazas con vistas a las isla de Lokrum y al resto de Dubrovnik; parterres floridos a cada paso, que hacen de éste un destino de ensueño.

Considerada Patrimonio Histórico Nacional de Croacia, sobrevivió heroicamente a la Segunda Guerra Mundial y a la Guerra de los Balcanes, y pasó a manos de Antonio Andrónico Luski Abaroa, -un empresario croata que llegó a ser el hombre más rico de Chile, donde residió muchos años- quien, asombrado por su belleza e historia, decidió relanzar la Villa. Después de años de reconstrucción, el pasado mes de junio Villa Sherezade resurgió en todo su esplendor como anexo a las dependencias del hotel de lujo Grand Hotel Villa Argentina.

La villa, con una capacidad para 12 personas en sus cinco estancias, se alquila como hotel de lujo. Situada en lo alto de un acantilado con accesos a una playa privada, ofrece, además, disfrutar de un jacuzzi, piscina, personal doméstico a disposición de cada visitante y una importante biblioteca privada.

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