En busca del ‘tesoro’…. en la Red

A pesar de que estos tiempos y sus circunstancias no parecen invitar demasiado al ocio y al esparcimiento, no hay que darse por vencido y una opción para este verano es retomar aquellas gyncanas de nuestra infancia, pero adaptadas a estos días en los que la tecnología está omnipresente. Se trata del Geocaching o gymkhana (Yincana) GPS, que no trata más (ni menos) que de esconder un ‘tesoro’ para que otras personas puedan efectuar su búsqueda, eso sí, realizada con la ayuda de un receptor GPS. ¿Te suena el juego? Lógico… Ya en 1850 en Inglaterra surgía el letterboxing, cuyo objetivo es encontrar ‘el tesoro’ deliberadamente escondido por otros, siguiendo una serie de pistas ocultas (entonces, evidentemente, sin GPS).

Los objetos se pueden esconder tanto en el campo como en la ciudad, marcando las coordenadas geográficas de ese punto mediante un receptor GPS y publicándolas (por lo general en sitios web especializados) para que otras personas puedan realizar su búsqueda. Por lo general los ‘tesoros’ son objetos de poco valor y se guardan en bolsas impermeables o fiambreras (“cache” o “geocache” en la jerga técnica) normalmente de plástico y herméticos para evitar la degradación. Además se deja un bloc de notas (logbook) en el que se anota el nombre de quien ha hallado el tesoro (o “geocache”). Quien encuentre el objeto tiene que dejar a cambio otro de igual o mayor valor para el siguiente visitante, aunque también se pueden hacer geocaches encadenados (normalmente llamados multi-caches), donde el objeto anunciado contiene una nota con las coordenadas del regalo o de otras notas con otras coordenadas.

El Geocaching surge un 3 de mayo de 2000, en Oregon, de la mano de Dave Ulmer, miembro de un grupo de noticias, sci.geo.satellite-nav, dedicado a los Sistemas Globales de Navegación por Satélite, que decidió celebrar el hecho de que el gobierno estadounidense suprimiese la disponibilidad selectiva, que degradaba intencionadamente la señal de los satélites para evitar que los receptores comerciales fueran demasiado precisos. Ulmer propuso a sus compañeros de grupo un juego en el que esconder un “cofre del tesoro” en los alrededores de la ciudad y enviar las coordenadas exactas de su ubicación. Tres días después este tesoro ya había sido visitado dos veces, quedando registrado en el libro de visitas del tesoro (en aquella ocasión el propio tronco del árbol donde estaba el escondite).

Son muchas las webs en las que se puede participar en la búsqueda de estos tesoros. Sirva a modo de ejemplo, y como primer paso las de geocachingspain.es y opencachingspain.es, aunque se recomienda que lo mejor es lo primero encontrar algunos geocaches antes de intentar ocultar uno. El Geocaching permite combinar la actividad física además de la mental (desarrollando la orientación y la puesta en práctica de nuestros conocimientos sobre el uso del GPS), siendo además una manera amena de realizar excursiones.

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