El peso de los alimentos ‘ligeros’

Hace unos años (en realidad ya hace tres décadas, allá en los 80 cuando Coca Cola comercializó Tab, que luego sería Coca Cola Diet y después Coca Cola Light) las estanterías de supermercados y establecimientos de alimentación españoles comenzaron a contar con algunos productos bajos en calorías, fabricados con menos grasas, con menos azúcares….se podían contar con los dedos de una mano y estaban pensados para personas diabéticas o que querían bajar de peso. Que si una mayonesa, que sin un queso para untar… Pero la gente comenzó a concienciarse de la relación entre salud y alimentación, y sobre todo en lo relativo a la obesidad, y desde entonces este fenómeno ya no ha dejado de crecer tanto en número de productos como en los diferentes elementos que se eliminan o sustituyen. El problema es que hoy en día, a pesar de que la calidad en la elaboración de estos alimentos light es elevada, se debe de ser muy cuidadoso e interpretar adecuadamente la información que aporta el etiquetado nutricional de estos productos, ya que existe una gran variedad de ellos bajos en calorías, pero también algunos otros que en realidad no son tan ligeros como intentan parecer.

¿Qué es un alimento light? De forma general se considera que los productos así llamados son bajos en calorías porque han sido desgrasados o porque se les ha reducido o quitado una cantidad de azúcares. Pero ¿basta con que tengan menos calorías que su alimento de referencia (original)? En España, la única referencia que tienen hasta el momento las empresas del sector alimentario para calificar sus alimentos como “light” o “ligero” es el acuerdo elaborado en1990 por los expertos de la Comisión Interministerial para la Ordenación Alimentaria (CIOA) sobre los requisitos que deben cumplirse para calificar un alimento como tal: Por un lado la existencia de alimentos de referencia en el mercado (Por ejemplo, para que exista mayonesa light, debe tener una homóloga no light). Además tendrá que tener una reducción, como mínimo, del 30% del valor energético respecto al alimento de referencia. Según las normas para el etiquetado de alimentos de la UE (de obligado cumplimiento desde julio del 2007) los productos denominados habitualmente como light se corresponderían con los de “valor energético reducido”, una expresión más acorde con la realidad, pero con mucha peor venta. Para que un alimento aporte de verdad pocas calorías, debe estar etiquetado como de “bajo valor energético”. Esto quiere decir que no contiene más de 40 kilocalorías por cada 100 gramos en el caso de alimentos sólidos o de 20 kilocalorías por cada 100 mililitros en el caso de los líquidos. Por último, la UE establece una categoría, “sin aporte energético”, que sólo podrá utilizarse si el producto no contiene más de 4 kilocalorías por cada 100 gramos o por 100 mililitros.

La principal ventaja de los alimentos ‘ligeros’ es que ayudan a moderar el consumo de energía, pero su principal inconveniente es que en ocasiones cuentan con demasiados aditivos, lo que tiene poco que ver con la idea de alimento saludable que se trata de asociar con estos productos. Lo que es innegable es que estos artículos contribuyen a llevar una alimentación más variada a aquellos que, por razones de estética, se ponen a dieta, y que permiten comer determinados alimentos a personas que, por problemas de salud, no podrían probarlos. Pero de nada sirve abusar de estos productos por aquello de que no engordan ya que, finalmente, se ingerirá la misma cantidad de grasas y azúcares. Además es posible que aunque el alimento contenga menos cantidad de grasa que el no ligero, aún aporte demasiadas calorías.

Más o menos saludables, lo que sí hay que tener en cuenta es que estos alimentos son un 25% más caros que los que nos son ‘light’, al menos así se plasma en el sondeo realizado por Eroski, en el que además, se ha detectado que hay un tercio de productos que se anuncian como saludables que no lo son.

Comentarios

Deja un comentario