El Madrid de Sherlock Holmes

Holmes y Watson son, sin lugar a dudas, dos de los personajes más amados por el séptimo artes. Se han rodado infinidad de cintas centradas en los dos protagonistas de las famosas novelas del genial escritor británico Arthur Connan Doyle. Una de las cuestiones más interesantes que se descubre al verlas es la visión personal que de esta singular pareja tiene el director de la película. Jóvenes, viejos, atléticos, osados, nostálgicos, taciturnos… cada uno ofrece una visión particular sobre el excéntrico científico.

La última película de José Luis Garci nos permite, por tanto, descubrir qué lectura hace el director madrileño de la figura de Holmes. Su cinta -que cuenta con tantos amantes, como detractores- nos presenta a un hombre bien entrado en edad, probablemente menos excéntrico y más nostálgico de lo que Doyle hubiera querido.

Para muchos, esta cinta es uno de los grandes fracasos del director; la taquilla así parece confirmarlo. Sin embargo, sin duda hará las delicias de quienes aman el buen cine y saben disfrutar de la grandeza técnica de una cinta cuidadosamente elaborada, a pesar de los pocos medios. Del mismo modo, los decorados de un Madrid decimonónico nos reconcilian con la ciudad que, para los de fuera, a menudo parece hostil, y que, los de dentro, pocas veces disfrutamos. El Casino, el palacio de Cristal y otros edificios emblemáticos se ensalzan más si cabe tras la cámara de Garci, que nos ofrece una fotografía delicada y melancólica, muy acorde con la figura de “su Holmes”.

En la trama, el guión y en ciertos diálogos encontramos los puntos débiles de la cinta que, por otro lado, se compensan bastante con las correctas interpretaciones de sus protagonistas.

A fin de cuentas, una película para aficionados a Sherlock Holmes y al cine de Garci, pero que probablemente el resto puede llegar a perdonarse.

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