El lujo no entiende de crisis

Hace unos días el Grupo Richemont, que controla casas relojeras como IWC, Panerai, Baume Mercier, Cartier o Piaget, entre otras marcas de diferentes sectores dedicadas al lujo, presentó su balance de los primeros cinco meses del ejercicio 2008-2009, que comenzó en abril. Sus ventas han crecido más de un 10% convirtiéndose en la segunda empresa más importante dedicada a este mercado por detrás de LVMH.

En contra de lo que está ocurriendo a nivel mundial en el resto de mercados, en los que la crisis está afectando de manera notable, parece que el lujo no entiende de crisis y sus objetivos se multiplican en especializarse aún más en la satisfacción de los deseos de sus clientes. La joyería es la principal beneficiada en este aumento de ventas y, de momento, parece que no va a variar esta situación favorable. El principal motivo de este crecimiento es la mayor presencia y demanda de este tipo de productos en los países asiáticos y del Pacífico.

Por su parte, el mayor exponente del lujo mundial, el grupo francés LVMH, también ha afirmado que espera finalizar el año con un ligero aumento de un 12% de sus beneficios con respecto al curso anterior a pesar de las turbulencias económicas. Esta empresa, propietaria de marcas tan exclusivas como Moet & Chandon, Louis Vuitton, Christian Dior o Hublot, Bernard Arnault, está considerada líder en el sector y la más valiosa del mundo para Forbes.

La explicación que dan algunos expertos a esta situación, en la que los mas pudientes parecen no haber notado la crisis, es que quienes pueden acceder a este tipo de productos tiene mucho dinero, se mueven menos los precios y sus bolsillos también se resienten menos.

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