El joven y desconocido Murillo

El joven Murillo, que estos días se expone en el Museo de Bellas Artes de Bilbao hasta el 17 de enero de 2010, es una muestra diferente de cuantas se hayan celebrado en España sobre el artista sevillano. Conocido, sobre todo, por sus imágenes de vírgenes y escenas para el culto católico, para la mayoría de personas son un auténtico misterio sus primeros pasos en la pintura y sus obras de la juventud. Y este es el propósito de esta muestra.

Un total de 42 obras, 16 de ellas inéditas en nuestro país, pintadas entre los 23 y los 38 años de Bartolomé Esteban Murillo –del 1640 al 1655-, pretenden acercar al visitante a los primeros éxitos pictóricos del pintor y desmitificarle como autor que diviniza todas sus obras. Al contrario de por lo que se le conoce en el imaginario colectivo, Murillo humanizó a todos los protagonistas de sus obras en sus primeros momentos.

Este arte creado por el primer Murillo nos muestra a un pintor inclinado hacia el naturalismo en sus composiciones y temáticas, en las que adopta y predomina un componente de denuncia social hacia la situación de miseria que observaba en la Sevilla del siglo XVII. Este realismo de sus obras, en las que se ve y conoce el contexto sociocultural y político en el que se encuentra, influye decisivamente en su obra posterior, de ahí la importancia de no ignorar sus comienzos. Al mismo tiempo, se observa la evolución y cambios fundamentales tanto en la temática, como en la estética y sentido de sus obras.

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