El giro del círculo negro

El vinilo ha vuelto. Y con fuerza. Hace algunos años la industria musical quiso darlo por muerto: lo trató como una reliquia en extinción. Muchos coleccionistas y melómanos se dejaron atraer por los cantos de sirena que propugnaban que el formato digital era más cómodo, más duradero, más bueno y más todo: se pasaron al CD y desecharon o malvendieron sus viejos discos. Pero también hubo quienes no se dejaron convencer y resistieron. Y resistir es vencer, al menos en este caso. Porque pasado el tiempo los acetatos están siendo redescubiertos por una nueva generación de aficionados que encuentran lo que ya sabían sus antecesores: que suenan mejor, que es un objeto más hermoso, que es una inversión que bien cuidada no se devalua porque no se puede replicar o copiar así como así y que el acto de pincharlos tiene un encanto y magia que no puede compararse con el de los discos compactos o, mucho menos, los mp3.

Llamadlo fetichismo o pensad en razones objetivas, pero una de las demostraciones de este resurgimiento lo encontramos no ya en las tiendas de discos -una parte nada despreciable de las que han sobrevivido en España a la honda crisis del soporte son las especializadas en vinilo- sino en las muchas ferias que tienen lugar en todo el mundo. Casi cada ciudad o pueblo de una cierta importancia tiene hoy algún encuentro de estas características. Esta página web mantiene actualizado el calendario de citas, siempre buenos lugares para retomar esta pasión si algún día la tuvimos o poner en valor nuestros tesoros en caso de que la hayamos mantenido.

Y es que si tenemos la suerte de poseer en buen estado algunos ejemplares, las sumas que podemos llegar a obtener por ellos son de bastante consideración. Por ejemplo, primeros elepés de Los Salvajes, Los Bravos o Los Brincos pueden venderse fácilmente por 300 o 400 euros, mientras que por alguna de las 300 únicas copias del primer trabajo de Vainica Doble se han llegado a pagar casi 3.000 euros, y cotizando al alza.

Pero es posible que quienes tengan una buena colección en casa esperando sólo a desempolvarla, prefieran conservarla y quieran simplemente que vuelva a sonar como en su día. El problema, muchas veces, es que el tocadiscos ya no funciona, no hay recambios de tal o cual pieza o incluso, en un momento de ofuscación, fue al contenedor. Pero todo tiene remedio, porque también el comercio de estos aparatos, nuevos, de segunda mano o reparados, ha vuelto a florecer. Y aunque existen muchos tocadiscos funcionales y correctos por 100 euros, por un poco más uno puede beneficiarse de ciertas evoluciones respecto a los modelos convencionales que la mayoría de nosotros hemos disfrutado. Por ejemplo, el contrapeso del brazo, que hace que no cargue demasiado la aguja sobre el surco o con finos amortiguadores, cosas todas que alargan la vida de nuestros acetatos favoritos. Ahora bien, como en casi todo, también en esto hay caviar. Hablamos de giraplatos que para evitar vibraciones tienen carísimos sistemas de suspensión y que evitan toda perturbación con motores ultrasilenciosos. El problema, no esperes que te bajen del los 100.000€.  Aquí puedes descubrir algunas de estas piezas sólo asequibles a los coleccionistas más fanáticos y acaudalados.

En todo caso, algunos seniors estamos de enhorabuena: ese formato que nos hizo vibrar en los años mozos y que luego se pretendio caducado y desfasado como aquellos que nos aferrábamos a él ha resultado ser la baza ganadora. Una lección de la que podemos aprender.

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