El Alba ilustrado

Aunque todos los ojos estuvieron puestos anteayer en los aspectos más folclóricos del festejo, se habían propalado antes muchas de las intrigas que han precedido a la boda de la Duquesa de Alba, como las suspicacias familiares hacia el novio o los repartos apresurados de la herencia para que los hijos dieran su bendición al enlace.

Pero quizás la desavenencia más notoria sea la que ha enfrentado a Cayetana con su hijo Jacobo y su esposa Inka Martí. Unas declaraciones de la primera, en las que se permitía feas ligerezas con la famosa periodista, ha sido la causa de que la ausencia del Conde de Siruela fuera ayer uno de los comentarios ineludibles en la crónica social.

Y sería realmente injusto que quien se ha caracterizado por ser el más discreto de los hijos de la duquesa y el que ha desarrollado una labor propia más independiente de la celebridad de su estirpe quedase ahora identificado en la memoria popular por esa desafortunada rencilla. Porque Jacobo Fitz-James Stuart es una de los más felices y prestigiosos editores de España y su tarea como “productor” de libros hermosos lleva años siendo agradecida por bibliófilos y lectores de todo signo.

Durante más de 20 años, al timón de Siruela, se convirtió en un referente ineludible en la edición de clásicos medievales y joyas desconocidas de la literatura fantástica, aunque también hubo espacio para deliciosas tiradas de libros de sabiduría hermética, para series exclusivas dedicadas a escritores inclasificables como Robert Walser, Lobo Antunes e Ítalo Calvino e incluso para éxitos populares con “best-sellers” de calidad como los de Jostein Gaarder y su Mundo de Sofía. Novela negra o colecciones de bolsillo de una envidiable factura completan un catálogo que enorgullecería a cualquier profesional del ramo y cuya exploración deleitará a cualquier lector. Y es que Siruela siempre se caracterizó por el respeto al lector, por el uso de unos gramajes de papel, una amplitud de márgenes y un diseño cuidado que sería justamente reconocido con Premios Nacionales de Edición y el reconocimiento de los expertos del gremio.

Sin embargo, en 2000, acaso atosigado por un crecimiento comercial que le apartaba del placer de leer y prestar especial atención a cada libro editado, Jacobo vendió Siruela y cinco años después dejó la compañía y fundó una nueva empresa, de acento personalísimo y volumen de publicación anual muy reducido, llamada Atalanta. Gestionada artesanalmente en compañía de su mujer desde una masia de l´Empordà, se centra especialmente en la edición de textos espirituales y especulativos, estudios simbólicos o piezas de acusado acento onírico e imaginativo, así como de clásicos orientales poco conocidos entre nosotros y nouvelles y relatos breves de algunos autores célebres como Conrad, Carpentier o De Quincey, con un prólogo-ensayo que bucea en las peculiaridades de cada uno de estos gigantes de la pluma.

Además, se han permitido el lujo de editar sus propios trabajos: El mundo bajo los párpados en el caso de Jacobo y Cuaderno de la Noche en el de la vilipendiada Inka Martí. Dos libros que exploran cada uno a su manera el mundo de los sueños, el extraño dominio en el que nos adentramos cuando abandonamos la vigilia. Como complemento, Inka Martí también ha compuesto un tomo con sus fotografías que puede verse gratuitamente en Issuu.

En resumen, un sorprendente contrapunto a la imagen un poco tronada que en los últimos días se ha difundido de la primera casa de la aristocracia ibérica.

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