Ejercicio después de los 50: ¿por qué parar?

Si miramos nuestra pirámide de población observaremos que cada año el grupo de mayores es más numeroso y que, a su vez, cada año la esperanza de vida de este grupo aumenta. Sin embargo, y por desgracia, cuanto más aumenta la esperanza de vida de nuestros mayores menos participan éstos en actividades deportivas o que impliquen ejercicio físico.

De todos es conocido que el ejercicio es sano en todas las edades. En los últimos años se viene animando a los mayores de 50, incluso a los mayores de 60, a continuar con su práctica, que debe ser habitual, casi diaria. Se ha avanzado mucho en este sentido pero aún queda mucho camino por recorrer. Y nunca mejor dicho. Andar a buen ritmo entre 20 y 30 minutos cada día es lo mejor que se puede hacer para estar en forma. Desafortunadamente, más de la mitad de nuestros mayores lleva una vida completamente sedentaria.

Esto no es algo que suceda exclusivamente en la sociedad española. Es patrimonio de Occidente, del primer mundo. ¿Cómo cambiar este hábito? Nosotros sólo podemos comentaros lo beneficioso que es hacer ejercicio, combinándolo con una alimentación equilibrada. En vuestra mano está el haceros con unas deportivas y salir a la calle a desgatarlas.

Por nombrar algunas de las ventajas, el ejercicio regular incrementa nuestros niveles de estamina y energía, fortalece los huesos, mejora nuestro tono muscular, incrementa nuestra capacidad pulmonar, nos hace más flexibles, ayuda al sistema digestivo, disminuye el riesgo de sufrir caídas, rebaja la presión sanguínea y, según algunos estudios, ayuda a no perder memoria. Y lo más importante de todo: nos ayuda a encontrarnos bien con nosotros mismos, a mantener una alta estima y nos anima a hacer aún más cosas.

Hablando un poco más en serio, el ejercicio ayuda a reducir el riesgo en enfermedades que nos pueden afectar, y mucho, como puede ser todo tipo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, artritis y osteoporosis, entre otras.

Cierto es que no todo el mundo puede hacer el mismo nivel de ejercicio pero basta con ir al médico a que nos aconseje qué hacer o hasta dónde llegar. Si nos conocemos bien sabremos donde está nuestro límite. Si no, lo mejor es siempre consultar con un especialista. Otro día daremos consejos específicos para ponernos en forma. Volviendo a la idea anterior, nosotros os podemos animar desde estas líneas pero salir a la calle a andar, correr un poco o hacer otros ejercicios, está sólo en vuestra mano. ¡Ánimo!

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