Cultura, descanso y placer nunca han estado tan unidos desde que se comenzara a reformar algunos castillos y palacios, para convertirlos en hoteles. Se trata de una combinación infalible con la que todos ganan. Mientras el cliente puede conocer en primerísima persona un lugar de interés cultural, disfrutándolo como nunca hubiera imaginado; para la industria turística, este tipo de alojamientos suelen resultar muy rentables por lo atractivos que se muestran para los viajeros.
Lo cierto es que, aunque están al alcance de todos, la mayoría de ellos se enmarcan dentro de la categoría de lujo, por lo que no todos los bolsillos pueden permitirse una estancia en estos maravillosos lugares. No es extraño, por tanto, que algunos de los mejores hoteles del mundo coincidan en la peculiaridad de haber sido antaño palacios os castillos, a continuación os presentamos algunos de los más celebrados:
Propiedad de la cadena Orient-Express, el Palacio Nazarenas es una auténtica delicia. Entre sus muros se esconden restos incas, sobre los que se alza un antiguo palacio-convento de época colonial, restaurado delicadamente para ser transformado en hotel. Cuenta con tal sólo 55 habitaciones, todas ellas suites con servicio de mayordomo privado. Sus increíbles vistas y la decoración de época ponen la guinda a este alojamiento de ensueño.
El Hotel du Palais, en Biatritz, fue la residencia de verano de Napoleón III y la Emperatriz Clara Eugenia y su impresionante fachada, que data de 1854, está considerada como monumento de interés histórico, desde 1993.
Construido en estilo Segundo Imperio, cuenta con un emplazamiento único frente al mar. Otro de sus atractivos es el restaurante, regentado por uno de los chefs más celebrados del país: Jean Marie Gaultier. Cuenta con spa y acceso directo a
la playa, sencillamente, irresistible.
Por último, nos gustaría recomendar uno de los hoteles que a más famosos han conquistado. Se trata del Tivoli Pálacio de Setais, en Sintra, situado en un edificio del siglo XVIII considerado como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO.
Jardines, salas de baile, tapices, pinturas al fresco y todo lujo de detalles en un entorno único con unas vistas espectaculares.