De un tiempo remoto

Si alguien piensa viajar próximamente a las Baleares como destino de vacaciones puede que se sienta cautivado por sus calas de aguas transparentes, por sus muchas excelencias gastronómicas, por el ambiente populoso y festivo de sus zonas más concurridas o por la calma y esplendor natural de sus muchos rincones apartados y de sus dulces pequeños pueblos.

Pero entre tantos encantos, que no consienta perderse los testimonios de una vida antigua y poderosa, y aún velada por el misterio, que se encuentran por los campos de toda Mallorca y Menorca. Aquello que los arqueólogos han dado en llamar Cultura Talaiotica.

Aunque los talaiots se puedan englobar dentro del fenómeno megalítico que entre la edad de bronce y la edad de hierro tuvo amplio cultivo en la Europa Atlántica y el Mediterráneo Occidental, la particular forma que tomó en las Baleares no tiene parangón, y apenas comparación con ciertas construcciones parecidas de Cerdeña.

¿Qué son los talaiots? Podríamos definirlos como estructuras ciclópeas construidas en piedra y que frecuentemente adoptan forma de torreón circular. A su alrededor suelen encontrarse restos, a veces en sorprendente estado de conservación, de poblados enteros, con casas, santuarios, murallas y cuevas de enterramiento. Tal es su cantidad que muchas están pendiente de excavación, pues no ha habido los medios o el interés suficiente para iniciar tan magna obra.

En Menorca, añaden a sus muchos talaiots la singularidad de de las taules; unas grandes plataformas de roca en forma de T que servían de centro de culto. Las funciones exactas de cada una de estas construcciones y las formas de vida a las que estaban asociadas, no obstante, siguen hoy discutiéndose académicamente.

Además hay que contar con sepulcros, hipogeos y excavaciones costeras que demuestran una primitiva y fascinante adaptación al terreno.

Por último, quizás sean las navetes las más vistosas de las manifestaciones megalíticas exclusivas de Ses Illes. Se trata de grandes edificios cuya forma recuerda a una embarcación invertida y que servían como grandes cámaras mortuorias de los pueblos prerromanos.

Algunos de estos monumentos son muy famosos y aparecen con toda la razón recomendados en guías turísticas y libros especializados: La naveta des tudons, La torre de’n Galmés, La torralba de’n Salort o Ses Païsses. La mayoría, sin embargo, están escondidos, lejos de las carreteras principales y no demasiado frecuentados incluso en pleno verano. E irlos descubriendo y comparando puede añadir un matiz de aventura y exploración a nuestras vacaciones.

En estas dos direcciones puede encontrarse una lista de la mayor parte de estos patrimonios en Mallorca y Menorca.

Por cierto, hay que tener por descabellado aprovechar las actuales fechas para su viaje: los bajos precios, la tranquilidad de evitar aglomeraciones y la temperatura todavía templada incitan a ello.

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