De mayor: donante

El pasado martes, 26 de junio, se efectuaron  36 trasplantes procedentes de 14 donantes fallecidos y 4 vivos, lo que ha supuesto que nuestro país ha batido un nuevo récord en donación y trasplante de órganos. Y es queEspaña se caracteriza por la alta tasa de donación, pero es insuficiente para cubrir la necesidad de órganos. La alternativa: los donantes añosos.

España lleva más de dos décadas a la cabeza de las tasas mundiales tanto de donaciones como de trasplantes de órganos y durante el pasado 2011batió su propio récord con un total de 1.667 donantes, que han permitidorealizar un total de 4.218 trasplantes. Un 11,8% más que en el año anterior y 445 enfermos trasplantados más.

Unas estadísticas, ofrecidas por la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), que también muestran que el envejecimiento progresivo de la población se refleja en las donaciones de órganos, ya que va aumentando la capacidad de aprovechar órganos de personas cada vez más mayores. En nuestro país la media de edad de los donantes en 1992 era de 38 años y ya en 2010 se situaba en 56.También en 2011 el mayor número de donaciones se registró entre las personas mayores: por primera vez, más de la mitad de los donantes(53,7%) superó los 60 años (se incrementa en dos años la edad media del donante, que se sitúa en 58,9 frente a los 56,7 años de media de 2010) y sólo el 18,4 % de los donantes tenía menos de 45 años.

Si hace diez años los donantes mayores de 50 años eran poco más del 50%, hoy suponen el 70%. Y es que al principio algo más de la mitad de los donantes procedían de accidentes cardiovasculares y casi la otra mitad pacientes traumáticos por accidentes de tráfico. Pero en los últimos años los donantes que se producían en los sinistros viales ha ido descendiendo hasta llegar al actual 6%, lo que se ha compensado a expensas de la patología vascular de pacientes mayores.

Pero no únicamente ha aumentado la edad de los donantes. También los receptores son cada vez más mayores. Por ejemplo, en 1992 la edad media del receptor de riñón era de 35 años. En 2010, de 56.

Lo cierto es que cada vez son más los trasplantes en los que la edad no tiene límite. Es el caso del hígado y los riñones, en los que existe unos márgenes muy grandes de maniobra, pudiéndose reutilizar órganos de mayores de 70 y de hasta 80 años. Más limitados se está en el caso del corazón y el pulmón, en los que no es posible llegar a esta edad. No obstante, los especialistas tratan de que, como mucho, la brecha de edad entre el donante y el receptor no sea mayor de 15 años, ya que según los expertos un riñón de una persona de 70 no es válido para una de 20, pero sí se puede utilizar uno de alguien de 65 para un receptor de 50.

El uso de cada órgano se debe decidir de forma individualizada después de un análisis profundo de todos los criterios de viabilidad, sopesando las ventajas y desventajas que puede suponer para el receptor el implante de un
determinado órgano.

No todas las personas que quieran ser donantes tras su fallecimiento podrán serlo, ya que se han de dar una serie de circunstancias como el fallecer en una unidad de cuidados intensivos a consecuencia de problemas que lesionan de forma irreversible el cerebro, o bien cuando el fallecimiento se produce tras una parada cardíaca. Un equipo médico será el encargado de realizar todas las pruebas clínicas y analíticas necesarias que indicarán si los órganos y tejidos que pueden ser útiles para trasplante. En cualquier caso es conveniente poner de manifiesto nuestro deseo de donar nuestros órganos tras nuestro fallecimiento. Una forma es obtener la tarjeta de donante, aunque es un documento meramente testimonial al carecer de valor legal alguno, siendo en última instancia los familiares quienes han de firmar el consentimiento para proceder a la donación. Sin embargo es importante hacer saber a los más allegados de nuestro deseo de donar, ya que cuando la familia conoce la voluntad del fallecido siempre tiende a respetar su decisión.

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