”Lo que se utiliza se desarrolla, lo que no se utiliza se atrofia” (Hipócrates). Como bien dijo el padre de la Medicina, hay que moverse, y no sólo te pedimos nosotros, expertos de todos los países piden a gritos, que al igual que se está haciendo contra el tabaquismo, se diseñe una estrategia global para promover la actividad física.
Parece que la asignatura pendiente de los gobiernos y los ciudadanos es convertir en un hábito la práctica de ejercicio físico. Entre sus beneficios podemos destacar, según se desprende de los estudios que se han realizado en las últimas décadas, que reduce el riesgo de padecer alguna enfermedad cardiovascular, la obesidad, diabetes, intolerancia a los hidratos de carbono, osteoporosis, depresiones, ansiedad, disminuyen las probabilidades de padecer cáncer,… Y esto sólo son algunos de sus beneficios, que se condensan en una mejora de calidad de vida.
¿Te has decidido ya a moverte? Debes saber que la recomendación general para la población es acumular 30 minutos diarios en casi todos, si no en todos, los días de la semana de ejercicio físico: caminar a paso ligero, montar en bicicleta, nadar, o bailar, uno de los ejercicios más completos que existe. 
Esta actividad, no obstante, no hace falta que sea intensa pero si productiva y continua. Si empezar por estos ejercicios te parece demasiado difícil, existen infinitas fórmulas sencillas y útiles, como subir las escaleras, aparcar a tres manzanas del trabajo para ir andando, hacer los recados a pie en lugar de coger el coche…
En el caso de que seas o, mejor dicho, hayas sido totalmente sedentario y con alguna patología previa, es preferible que consultes con tu médico especialista antes de ‘lanzarte’ a realizar cualquier tipo de actividad física.
Se trata de una cuestión de calidad de vida. Una vida sedentaria suele ir acompañada por una mala alimentación y mal descanso, esto desemboca en un deterioro del organismo y, esto, en enfermedades crónicas. No queremos ‘meterte’ miedo, sólo que te conciencies: ¡Muévete!
