Con alma de cine

Precios asequibles, programación que cambia continuamente, ciclos completos de autores y géneros, óptimas proyecciones y un ambiente siempre respetuoso y cinéfilo -sin tufo de palomitas ni sorbos de refresco- son los grandes atractivos con que cuentan las filmotecas para atraer a la gente. Y la respuesta que tienen muchos de sus pases demuestra que no andan faltas de poder de seducción.

La Filmoteca Española, con sede en Madrid y que tiene al pintoresco edificio de los Cines Doré como sala de exhibición, es un alma mater de esa actividad que incluye la custodia y restauración de un importantísimo fondo fílmico que incluye de los archivos cinematográficos de la guerra civil a la vastísima colección documental del NO-DO, hasta alcanzar los 35.000 títulos.

La Filmoteca de Catalunya es otra gran institución de esas características, en este caso especializado en su natural ámbito de actividad y bajo la responsabilidad de la Generalitat catalana. Las proyecciones diarias y los ciclos completos tienen lugar en Barcelona, emplazamiento también de su archivo y de su rica biblioteca, pero programa también sesiones en Manresa, Terrassa, Tarragona, Olot, Girona, Lleida y Vic.

Pero el desarrollo autonómico ha permitido dotar de recursos y hacer crecer otros centros que llevan a cabo esa misma tarea en muchos rincones de la península, algunos sobre la base que algún gran aficionado o grupo de amantes del cine coleccionaron, otros como órgano específico de protección del patrimonio fílmico de una comunidad y otros que incluso tienen atribuciones de fomentar la creación y gestionar ayudas y subvenciones: la Filmoteca de Andalucía, en Córdoba, el Instituto Valenciano de Cinematografía Ricardo Muñoz Suay, el coruñés Centro Galego de Artes da Imaxe, la Filmoteca Canaria, repartida entre Tenerife y Las Palmas, la Euskadiko Filmategia o la Filmoteca Regional Francisco Rabal en Murcia estarían entre las más destacadas.

Sin embargo no hay que percibir las filmotecas como estructuras aisladas entre sí. Dadas las dificultades que en ocasiones supone reunir determinados materiales, no resulta raro que colaboren entre sí y que un mismo ciclo tenga carácter itinerante.

Además algunas cuentan con espacios comunes y servicios como cafetería o librerías temáticas. Y los investigadores tienen en ellas un recurso seguro para documentar sus pesquisas.

Y es que las filmotecas disponen de todo lo necesario para pasar muchas gratas veladas aprendiendo y disfrutando de los sueños de celuloide. Seguro que tienes una no muy lejos de casa.

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